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Carta del Editor

Contra los mantras mentirosos

. Nos podemos equivocar o no, eso es inevitable e inseparable de la naturaleza humana, pero jamás obedecemos órdenes, ni nos rendimos ante lo que consideramos injusticias, ni nos asustan los prepotentes (tipo Joaquín Martínez, con el que jamás he cruzado dos palabras y por citar solo un ejemplo reciente). Seguiremos luchando, ese es nuestro compromiso con la inmensa mayoría de los melillenses (que son los que verdaderamente nos sostienen desde hace más de 32 años), contra los mantras, el corporativismo mal entendido y los prepotentes dañinos, provengan de donde provengan. El día en el que el Real Madrid ganó su duodécima Copa de Europa, un hecho histórico ocurrido el pasado 3 de junio en la galesa Cardiff, estaba yo en Marbella y allí releí un libro muy curioso que había comprado años atrás, La Historia de la estupidez humana, de Pedro Voltes. En el capítulo dedicado a Los despropósitos de la burocracia Voltes cuenta la historia de aquel banco donde un centinela prohibía sentarse a todo el mundo, un banco que muchos años atrás había sido pintado y entonces pusieron un vigilante para unas horas, mientras se secaba, pero el puesto de vigilante quedó ya perpetuado, igual que la consigna de que nadie se sentara allí. "Un emblema de las innumerables situaciones que la burocracia perpetúa sin discernimiento", concluye Voltes. O una demostración más de la certeza de la afirmación de Milton Friedman: "La empresa privada que comete un serio patinazo puede verse obligada a cerrar. En cambio, un organismo estatal puede obtener con ello un presupuesto mayor".

Un emblema, una muestra más de las innumerables situaciones que la burocracia perpetúa sin discernimiento, es el mantenimiento en su puesto del empleado público eventual Joaquín Martínez. Hace más de 12 años un médico evaluador de un organismo público pasó, ascendido por sus compañeros de partido, a la política. Esos mismos compañeros políticos eligieron a una persona, el tal Joaquín Martínez -un personaje de la peor calaña, que ha hecho mucho daño injusto a mucha gente en distintos ámbitos, no solo en el médico- para suplir, como eventual, el hueco dejado por el nuevo alto cargo público. Este, una vez cesado por los que ya no eran compañeros de partido, volvió a su puesto de funcionario fijo, como lo hizo años más tarde otro político, de otro partido, cuando perdió su puesto de diputado nacional y pidió su reingreso. Es evidente que, volviendo al ejemplo del banco pintado antes citado, el tal banco ya estaba más que seco, tan evidente como que el puesto de médico evaluador del INSS melillense estaba ya más que cubierto, con lo que el más mínimo sentido común -y la defensa del ahorro de dinero público- exigía prescindir de los servicios del colocado eventual, el tal Joaquín Martínez, muy caro, muy dañino para muchas personas (que poco a poco van perdiendo el miedo -a alguno Martínez le llegó a amenazar con un increíble y repugnante "ya caerás en mis manos"- a hablar y denunciar) y muy desagradable, además. Pero allí sigue, defendido incluso por algunos (repito, algunos, solo algunos) de sus compañeros, entre los que se encuentran los que se jactan de no tener nada que hacer (excepto cobrar) o no ejercen sus debidas responsabilidades, para mayor inri. Un pésimo ejemplo más de ese corporativismo público mal entendido y peor aplicado y del dispendio de dinero público que tanto daño hace a nuestro país, y muy especialmente a nuestra burocratizada ciudad.

Al mismo tiempo de la necesidad de cortar las malas hierbas y los malos hábitos, hay que buscar y encontrar, a plazo casi inmediato, soluciones a nuestra burocratizada y anquilosada ciudad, en la que existe un malestar creciente, grave, generalizado y palpable. Un importante intento para ayudar a solucionar la presente y preocupante situación melillense es el estudio salarial sobre el gasto de personal en Melilla, en dos de nuestros sectores básicos privados, el Comercio y la Hostelería. Un estudio que ha preparado y publicará la Sociedad para el Desarrollo de Melilla (SODEMEL) y que ha sido elaborado por uno de sus más destacados miembros. La conclusión: que los Convenios Provinciales de Comercio y Hostelería en Melilla son los más altos de España. En COMERCIO, por ejemplo, el salario total bruto anual en Melilla es un 18,6% más alto que en Madrid, un 29,5% más alto que en Almería y un 17,5% más que en Málaga. En HOSTELERIA los salarios totales brutos son, respectivamente, un 25%, un 20% y un 16% (en Málaga) más altos en nuestra ciudad. Unos porcentajes de diferencias salariales que, evidentemente, perjudican a Melilla y provocan a nuestros empresarios una situación de incompetencia económica con respecto a los peninsulares. Unos excesos salariales que no se explican ni se corresponden con nuestra pobre situación económica y social y que además, y con toda claridad, como los hechos demuestran -la tasa de desempleo de Melilla es la más alta de España-, son negativos para la imprescindible creación de puestos de trabajo productivos en nuestra ciudad. No es nuestra propuesta que se eliminen situaciones salariales consolidadas, sino al contrario, proponemos que se mantengan, pero que no se apliquen esos excesos salariales a los nuevos contratados, precisamente para que se pueda contratar a nuevas personas y luchar con eficacia contra la plaga del desempleo.

Como no se lucha contra el desempleo es aumentando el gasto público. En Melilla tenemos un ejemplo muy claro de eso, con una burocracia extremada y, repito, el paro más alto de España. Tampoco se soluciona nuestra mala situación económica y social a base de repetir mantras, en el sentido psicológico del término, el de repetición neurótica del sujeto a fin de fijar y reforzar un pensamiento circular. Un pensamiento que además y en el caso de los "compañeros/as" del malvado Joaquín Martinez, que tanto daño ha hecho a tanta gente -ver lo publicado en este periódico el pasado viernes, a título de ejemplo- es falso, como que este periódico está "subvencionado", una falsedad absoluta. Si la Justicia de este país y esta ciudad no estuviera tan recargada de trabajo y no fuera tan extraordinariamente lenta, y cara, como es, a todos los que repiten ese falso mantra ya los habríamos denunciado hace años, y quizás, a pesar de todo, lo tendremos que empezar a hacer a partir de ahora con todos, uno por uno, los mentirosos que repiten ese mantra y que, en su inmensa mayoría, son personas que viven del dinero público y que, por supuesto, jamás han creado, ni piensan crear, un sólo puesto de trabajo, a diferencia notoria de lo que nosotros hemos hecho y seguimos haciendo.

Basta profundizar un poco en los hechos, en nuestras publicaciones desde hace más de 32 años, en nuestra historia de las relaciones con el poder público, para concluir que de "subvenciones" nada y que no es precisamente el servilismo lo que nos ha caracterizado y nos sigue caracterizando. Nos podemos equivocar o no, eso es inevitable e inseparable de la naturaleza humana, pero jamás obedecemos órdenes, ni nos rendimos ante lo que consideramos injusticias, ni nos asustan los prepotentes (tipo Joaquín Martínez, con el que jamás he cruzado dos palabras y por citar solo un ejemplo reciente). Seguiremos luchando, ese es nuestro compromiso con la inmensa mayoría de los melillenses (que son los que verdaderamente nos sostienen desde hace más de 32 años), contra los mantras, el corporativismo mal entendido y los prepotentes dañinos, provengan de donde provengan.

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