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El problema de la frontera

Llevamos meses lamentándonos del problema que genera el comercio fronterizo. Que si las aglomeraciones, que si impide la llegada de turistas, que si las pésimas condiciones que soportan los porteadores, que las colas van a llegar a la Plaza España durante la OPE, etc… Y es verdad todo ello, salvo que la culpa sea del comercio fronterizo.
Tenemos la suerte, al contrario que nuestra Ciudad hermana, de disponer de una frontera con Aduana en ambos lados de la misma. En Melilla, se pueden realizar importaciones y exportaciones documentadas como expedición comercial bajo control aduanero y, sin embargo, esta forma de que las mercancías salgan de nuestra Ciudad no se ha potenciado ni favorecido lo suficiente para que las colas de porteadores que sacan mercancías amparados en el denominado régimen de viajeros disminuyeran de manera considerable.
Los comerciantes de Melilla no realizan contrabando, pues de ser así las autoridades aduaneras y las gubernativas deberían haber iniciado acciones legales -hace años- para castigar tal delito. Las ventas que se realizan en la frontera son totalmente legítimas y legales, al igual que las que se efectúan en comercios del Centro y demás barrios de nuestra Ciudad. Otra cosa es que su introducción en el vecino país se haga de una manera más o menos reglamentada, pero esto es una cuestión que no nos corresponde a nosotros sino a sus autoridades. Si lo permiten será porque les interesa o porque lo consideran una práctica más o menos legal.
Los porteadores -a pié o en vehículos- no son contratados ni son empleados de los comerciantes melillenses por lo que no debemos culparles de las condiciones. Que son malas, a la vista está; que se podrían mejorar, está claro… pero de ahí a culpar de las mismas a nuestros comerciantes hay un trecho bastante importante. De lo contrario, ¿a qué espera la Inspección de Trabajo dependiente de la Delegación del Gobierno para empezar a levantar actas de infracción de la legislación laboral? Llevamos años así sin que se haya producido una sola intervención en este sentido. Por tanto, no criminalicemos frívolamente al comercio de la frontera de su situación.
Los comerciantes de la frontera se han adaptado siempre a las normas impuestas. Cuando se decidió que los bultos grandes salieran exclusivamente por el paso de Barrio Chino se adaptaron y se facilitaron medios de transportes para desplazar los bultos desde las naves de la frontera a las inmediaciones del paso en Barrio Chino evitando el traslado por los porteadores desde tanta distancia. Cuando se decidió habilitar el paso de Farhana para que, de manera preferente o cuasi obligatoria, fuera utilizado por los vehículos que sacan las mercancías se desviaron a esa zona. Pero claro, la aglomeración se produce allí y en sus inmediaciones sin que se habilitaran zonas y más carriles para diferenciarlo del paso de vehículos que no portan mercancías. Y cuando se ha cerrado por obras este paso, lógicamente, se han colapsado las inmediaciones de Beni-Enzar.
Este paso fronterizo que queremos tenga aspecto y funcionamiento europeo es el único que dispone de Recinto Aduanero habilitado para hacer importaciones y exportaciones por lo que acumula el tráfico de camiones con contenedores, furgonetas y otros vehículos que se utilizan para las salidas documentadas como exportación. El problema es que dicho Recinto al que deben acceder los vehículos para poder presentar la declaración aduanera -porque si lo hacen antes son sancionados o por la Aduana o por la Policía Local- es muy reducido y se colapsa enseguida provocando embotellamientos en los accesos a dicho recinto. ¿Se facilita la tramitación y con rapidez estos despachos? ¿Pueden acceder fácilmente al Recinto aduanero y permanecer allí el tiempo que dura el despacho? ¿También es culpa de los comerciantes de Melilla y del comercio fronterizo?
¿Por qué todos los problemas de Melilla se quieren focalizar en el comercio fronterizo? ¿Tan malo es para la Ciudad y su economía? Si es así, antes de acogotarlo y criticarlo, se deberían arreglar otros muchos temas y poner en marcha iniciativas o, mejor dicho, alternativas económicas al casi mono-cultivo que tenemos en Melilla: el comercio, fronterizo o no. Dígannos sus detractores qué otras fuentes de riqueza, de empleo y de actividad económica existen en Melilla que, de una forma u otra, no estén íntimamente ligadas al comercio.
No sólo son los comerciantes los que viven gracias al comercio: desde las navieras y sus empleados, los prácticos y sus empleados, las empresas portuarias y sus empleados, las agencias de transporte y sus empleados, las agencias de aduanas y sus empleados, la Autoridad Portuaria y sus empleados, los transportistas locales y sus empleados, las gasolineras y sus empleados, las asesorías laborales y fiscales y sus empleados, los funcionarios de Aduanas, los guardias civiles que controlan las fronteras y el recinto aduanero, los funcionarios del servicio de recaudación del IPSI, las empresas de limpieza y sus empleados, las empresas de hostelería y sus empleados cuyos servicios disfrutan todos los anteriores, etc… ¿Sigo, o es suficiente para dejar claro que no son los comerciantes los únicos beneficiaros del comercio que se desarrolla en nuestra Ciudad?
Para que no quede duda de mi escasa «imparcialidad» quiero dejar claro que nuestra empresa y nuestros empleados vivimos desde hace más de cien años del transporte de mercancías y si el comercio va bien y crece, nuestra empresa va bien y crece. Pero si se limita o se aboca a una menor actividad, seremos una de los cientos de empresas y miles de empleados que verán peligrar su futuro y pasar a engrosar esa cifra nefasta de más de 11.000 parados que ya tenemos en la Ciudad. Por tanto, al igual que los comerciantes, exigimos soluciones a un problema que NO ha creado ni es culpa del comercio fronterizo sino de la falta de previsión y de agilidad e imaginación para adoptar medidas efectivas que favorezcan este comercio y, a la vez, mantenga la seguridad en la entrada y salida de personas y que faciliten un tránsito fluido a nuestros conciudadanos y a la «ingente» cantidad de turistas o visitantes que nos llegan por Beni-Enzar .
Si el motivo de reducir el horario para la salida de mercancías, principalmente, es evitar las colas hasta la Plaza de España cuando empiece la OPE, pues aunque no le haga gracia a mis amigos de las navieras , de la empresa que gestiona la Estación Marítima y las agencias de viaje, ni a la mismísima Autoridad Portuaria, recomendaría que se restringiesen los servicios para emigrantes desde Almería y Motril hacia Melilla y los desviasen en las líneas que van al puerto de Nador que los acogerá encantados ya que son compatriotas suyos y cuyo paso por Melilla no aporta nada ni a las arcas municipales ni a las empresas de Melilla, pues no se dejan un euro cuando atraviesan nuestras calles y sólo supone altos costes -que soporta obligatoriamente la Autoridad Portuaria- y muchísimas molestias para los ciudadanos melillenses amén de perjudicar al hoy denostado comercio fronterizo.
¿Por cierto, han previsto medidas para cuando el nuevo Centro Comercial abra sus puertas y sus clientes quieran llevarse las compras al otro lado de la frontera andando o en coche? Si no lo han hecho, vayan pensándolo… porque la idea de sus promotores es hacer mucho comercio con la frontera o ¿es que alguien piensa que su inversión es para atender a la población de Melilla o los turistas que vengan de la Península atraídos por los pequeños o medianos comercios que se instalen en el mismo?
Repito y finalizo: la culpa de la situación de la frontera no es del comercio fronterizo. Busquen culpables en otro sitio y, sobre todo, planteen soluciones imaginativas y eficaces.
Gracias.

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