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La frontera es de todos

Sí, la frontera es de todos, porque su funcionamiento cuesta mucho dinero público que pagamos todos con nuestros impuestos. Por eso toda la frontera no puede estar monopolizada por un sector económico de la ciudad que ya tiene la frontera de Barrio Chino para él solo y prácticamente también el paso de Farhana, con corte de circunvalación incluida en detrimento del resto de la ciudadanía, que se ha quedado sin parte de toda una carretera nacional Los comerciantes completaron ayer su primer día de movilizaciones haciendo notar su malestar con la restricción del comercio atípico a cuatro horas por la mañana en el principal paso fronterizo entre Melilla y Marruecos. Y lo hicieron de dos maneras: una silenciosa, cerrando todos los comercios situados junto a la frontera, y otra reivindicativa, con una concentración en la frontera y una marcha hacia la Plaza de España, a pesar de que, como Acsemel reconoció, no tenían autorización de la Delegación del Gobierno al no haber sido presentada la solicitud en tiempo y forma. Eso no fue obstáculo para que el colectivo hiciera una piña y se plantara ante lo que considera una decisión injusta. Para Acsemel, la convocatoria fue un éxito y no les falta razón, ya que no había ni un comercio abierto en los aledaños del paso de Beni Enzar, dando lugar a una imagen insólita de tranquilidad en la zona, aunque ello no impidiera que el comercio atípico continuara en Barrio Chino y Farhana como todos los días.
Pero una cosa llama la atención, y es que los comerciantes, entre las proclamas que lanzaron en su marcha por el centro de la ciudad, corearon de manera insistente que «la frontera es de todos». Efectivamente, la frontera es de todos y no sólo de una parte de la población, como poco a poco está sucediendo precisamente por el notable incremento que ha tenido el comercio en los últimos años. Lo dijimos hace unos días en estas mismas líneas y lo reiteramos ahora: el comercio atípico es importante porque hay muchas familias de Melilla que viven de esa actividad económica y genera una cuantiosa recaudación para las arcas municipales. Pero todo tiene un límite y no se puede seguir fomentando ese crecimiento porque ha llegado al punto del desbordamiento, y lo que está pasando en las fronteras de Ceuta y en Melilla es que tanto comercio atípico está dando lugar a más problemas que beneficios.
Los colapsos e incidentes casi diarios que provoca el comercio atípico en la frontera, con dos muertes este año en Ceuta y uno en Melilla hace unos años, quitan las ganas de cruzar al otro lado a los melillenses y marroquíes que quieren hacer turismo, consumir, pasar el día de ocio en las zonas limítrofes. Ellos también piensan que la frontera es de todos. Igual que los comerciantes de otras zonas de la ciudad que llevan notando esa falta de clientes porque la clase media marroquí prefiere viajar a la península antes que venir a Melilla por no sufrir una frontera colapsada por los porteadores. Y también pensarán que la frontera es de todos quienes vengan por aquí durante la Operación Paso del Estrecho (OPE) que arranca hoy mismo.
Sí, la frontera es de todos, porque su funcionamiento cuesta mucho dinero público que pagamos todos con nuestros impuestos. Por eso toda la frontera no puede estar monopolizada por un sector económico de la ciudad que ya tiene la frontera de Barrio Chino para él solo y prácticamente también el paso de Farhana, con corte de circunvalación incluida en detrimento del resto de la ciudadanía, que se ha quedado sin parte de toda una carretera nacional. Si pretende que ocurra lo mismo con la frontera de Beni Enzar, entonces debería ir pensando en cambiar su proclama para hoy y mañana y corear «la frontera es nuestra».

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