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Tribuna abierta

De la campaña contra la Clínica Rusadir

Juan Remartínez

Es lamentable tener que utilizar los medios de comunicación para poder contar mi versión de un conflicto empresarial con agravante de parentesco, pero en los últimos diez días, las RRSS se han empleado a fondo en atacar y desprestigiar a la Clínica Rusadir y a mí mismo y, ante la imposibilidad de contestar cada una de las muchas lindezas que nos han dedicado, no me queda otra opción que explicar el origen del conflicto y cómo se han desarrollado los acontecimientos hasta llegar al punto donde nos encontramos. En 2012, abrimos la Clínica Rusadir y tuvo muy buena aceptación. El Centro está bien montado con un quirófano muy amplio y con especialistas de Málaga y Almería que ampliaron la oferta sanitaria local.

Los buenos resultados que se han ido obteniendo en el centro no fueron bien acogidos ni por Mariano Remartínez (MR) ni por Enrique Remartínez Escobar (ERE), que mantienen conmigo un conflicto personal que viene de lejos; el primero de ellos pensaba que, al no ser yo médico, no podía entrar en este sector, y el otro pregonaba por donde podía que el centro era "un garaje", de manera que pensaron que podían montar algo mucho mejor que la Clínica Rusadir y que, con la ventaja comparativa de la Radiología, podrían hacer que las Compañías aseguradoras concertaran con ellos, tal como siempre había sucedido, pues nunca tuvieron competencia. Ante este escenario, sólo tenía la opción de desistir o de montar también un Centro de Radiodiagnóstico. Para ello contaba con el apoyo de las Compañías aseguradoras, las cuales me animaron. Por otro lado, nos pusimos a estudiar la situación legal del concierto con INGESA y detectamos que el concierto actual estaba en causa de resolución, por haber entrado el concesionario en una de las prohibiciones de contratar que establece la Ley de Contratos con la Administración Pública en general y así lo recogía expresamente el contrato en vigor. Creo que nunca pensaron que yo iría adelante con mi proyecto debido a la dificultad del mismo y, cuando tuvieron consciencia de que iba en serio, verano del 2014, ya era tarde para ellos. En ese preciso instante, me amenazaron a través de uno de mis hermanos diciendo que si no desistía en mi iniciativa me denunciarían en "todos los ámbitos" y, de hecho, así lo hicieron. Denunciaron cuestiones urbanísticas, como faltas de licencia de obra y de apertura, que estaban en curso. También denunciaron falta de altura en la entreplanta de la clínica y volvieron a errar, pues quien realmente estaba con problemas de altura en toda su Clínica era ERE (actualmente hay una orden de demolición recurrida en el contencioso administrativo, pero la medida cautelar solicitada para dejar sin efecto la orden de demolición, ha sido desestimada, con lo que la clínica del la calle Dr. Ríos debería estar ya cerrada).

El motivo por el cual el contrato con INGESA, en vigor en 2014, estaba en causa de resolución era que el contratista utilizaba medios personales y humanos incompatibles con el desarrollo de la actividad objeto del concurso. Una parte de la actividad, ortopantomografía y mamografía, se ejecutaba en la clínica de la calle Dr. Ríos, informando de los resultados el propietario del centro, Enrique Remartínez Escobar, quien a la vez es el Jefe del Servicio de Radiología del hospital e informando, además, los estudios de TAC. Se incumplía el propio espíritu que llevó al legislador a promulgar esa Ley, la de evitar la tentación de que el empleado público no fuese lo suficientemente diligente en el desarrollo de su labor con objeto de beneficiarse en su actividad privada; y creo, sinceramente, que ha sido así hasta hace dos años.

Pienso que el Servicio de Radiología del hospital nunca estuvo al nivel de quien lo dirigía porque a este último no le interesaba. Por todo esto y no porque a mí se me ocurriera, el INGESA decidió no prorrogar el contrato y, en octubre de 2014, anunció que a la finalización del contrato, el 31 de diciembre de 2014, harían una nueva licitación. Para poder concurrir, ERE se vio obligado a pedir una excedencia voluntaria, de la que aún disfruta, para no incurrir en la misma incompatibilidad que era causa de la nueva licitación.

A la nueva licitación nos presentamos ambas empresas y, aunque yo conocía que ellos no cumplían con las condiciones técnicas del pliego, pues deberían de haberse adaptado a la Ley de accesibilidad y sabía que no lo habían hecho, el contrato les fue adjudicado a ellos, que ofertaron, si mal no recuerdo, unos 400.000 euros al año. (Hay que hacer notar que en la ejecución anterior habían cobrado 1.400.000 euros al año; es decir, bajaron 1 millón de euros y aún así ganaban dinero). ¡¡¡Menudo negocio tenían!!!
Como yo sabía que no cumplían las condiciones de accesibilidad, denuncié este extremo y, a pesar de que en los planos aportados por el licitador, se veía claramente que los baños, los vestuarios y la sala de espera estaban en un nivel superior con dos tramos de escaleras, no hubo forma de hacérselo ver a los responsables de la mesa de contratación, aunque finalmente consiguiera que el INGESA pidiese información a la Consejería de Sanidad, la cual como carecía de personal cualificado pidió ayuda a la Consejería de Fomento, que envió un inspector al centro para poder emitir un informe a cerca de las medidas de accesibilidad del centro. Al inspector se le denegó el acceso, aun siendo motivo de pérdida de la Autorización Sanitaria de Funcionamiento denegar el acceso a un centro sanitario al personal de la Consejería en labores de inspección. Así las cosas, y a la vista de los planos antiguos del local y de la no constatación de que se hubiera pedido licencia de obra para adaptación a la Ley, la Consejería de Fomento resolvió en el sentido de que el Centro de la calle Carlos de Arellano no cumplía con las exigencias de la Ley. Fue en el verano del 2016 cuando hicieron obras para la adaptación a la normativa, pero sin licencia de obras, siendo denunciados por la Policía Local, ya que las obras afectaban incluso al exterior del local. Al final, después de un largo proceso en el que intervino hasta el Consejo de Estado, la oferta de la otra parte fue excluida y el concurso adjudicado a la Clínica Rusadir.

El proceso por incompatibilidad de ERE, se trató de paralizar en Melilla, ya que contaba éste con la complicidad de un amigo dentro de la casa que hizo un informe infumable y con todas las posibilidades de prosperar por un delito de prevaricación, pero no era el momento de abrir más frentes, de manera que no me quedó otra opción que dirigirme a La Oficina de Conflictos de Intereses del Ministerio de Administraciones Publicas que, a la vista de la gravedad del asunto, instó al Ministerio de Sanidad a abrir un expediente que se resolvió con una sanción de 5 años de suspensión de empleo y sueldo.

Por todo lo anterior, ni ha habido boicot ni persecución ni ninguna Consejería ha ido detrás de nadie, sino que he sido yo, en el marco de una estrategia empresarial, quien ha luchado para conseguir algo justo y, que de no haberlo hecho, hubiese devenido también en la ruina de mi empresa. Es más, mis relaciones personales con algún político y funcionario han pasado por momentos muy delicados en los que he tenido que recordarles en qué consiste el delito de prevaricación (sinceramente, creo que no porque estas personas tuvieran un interés personal en incumplir la Ley, sino por esa tendencia al inmovilismo, a mirar para otro lado y no darse uno por enterado, propia de ciudades pequeñas donde todos nos conocemos, tendencia que se ve truncada si alguien señala claramente y sin duda algún hecho o conducta ilícita).

Quien ha querido hacer de un problema empresarial una causa política ha sido MR, a la vista de que no podía parar lo imparable, porque yo tenía todo el derecho del mundo a montar un Centro de Diagnóstico, y él estaba fuera de juego por hacer las cosas mal. Para ello, se alió en aquellas fechas, ya entrado el 2015, con PPL y me consta que era monotemático en las conversaciones que mantenía con los directivos de este partido, es decir, sólo hablaba de su conflicto conmigo. Tras la alianza del PP con el PPL, trató de meter a toda costa a su yerno en el nuevo gobierno y, viendo que sus expectativas de parar lo que se le venía encima a través de sus contactos con PPL ya en el nuevo Gobierno no se materializaban, terminó finiquitando con los de Velázquez y se arrimó al PSOE, donde encontró algún apoyo moral en Dionisio Muñoz, más por aquello de los enemigos de mis enemigos son mis amigos que porque le diesen la razón.

Y ahora, en el momento que nos ocupa, cuando yo pensé que las aguas volvían a su cauce, vuelven con una campaña en RRSS, campaña que si bien empezó como apoyo a ERE, derivó en un ataque bestial contra la Clínica Rusadir, con lo cual no me queda otra que continuar defendiendo legítimamente mis intereses. Y ciertamente, me lo han puesto muy fácil, pues la última ha sido la de los "amigos de Buenos Aires". Resulta que llevo escuchando tanto a ERE como a MR que nuestros radiólogos son "virtuales" porque vienen una vez al mes (que no es verdad porque vienen entre 8 y 10 días al mes), pero “algunos” de los informes de Resonancia los hace mi tío, MR, "para no aburrirme demasiado", mientras que la mayoría de ellos los están y han estado enviando a Argentina durante años a fin de que los informen "con las plantillas en castellano para no llamar la atención de los compañeros que nos confían a sus pacientes y evitar tener que dar explicaciones". Es el mismo nivel de hipocresía que ERE, que firma con otros compañeros de la Sociedad Española de Radiología un estudio sobre la conveniencia o no de que los técnicos de rayos hagan ecografía, desaconsejando esta práctica, mientras él en su Centro ha tenido a una TER haciéndolas.

En definitiva y resumiendo, esto es solamente un asunto de dinero con la salud como rehén; me recuerda a los secuestros exprés, que no son tales, donde hacen creer a la familia que tienen retenido a su pariente, pero que luego resulta que no es cierto, que el pariente está en la playa, pero hacen creer que la salud de los Melillenses está en juego porque ellos no están en El Centro del negocio y utilizan a los pacientes como rehenes para conseguir lo que han perdido por jugar mal sus cartas: hacen parecer que el resto del mundo estuviese desasistido y solo un privilegiado y reducido número de Melillenses está a salvo.

En la Clínica Rusadir tenemos los mismos equipos que en cualquier centro de referencia a nivel Nacional; informa un equipo multidisciplinar de radiólogos, a través de una Empresa de reconocido prestigio en el sector, TELRADS, que hace informes para muchísimos centros; los Radiólogos que vienen a Melilla son los mismos que los del Parque San Antonio y tenemos un personal muy cercano, muy profesional y que adora su trabajo, y además de todo eso lo hacemos por una tercera parte del precio que lo hacían ellos. Ése es todo el problema, han perdido el monopolio mantenido durante décadas y han dejado de ganar millones de euros, no se dejen engañar.

Es tal el nivel de agresividad desplegado contra la Clínica Rusadir, que en mayo tuvimos un incidente que no tiene explicación alguna. De pronto, una empleada del Centro que sabía perfectamente hacer ortopantomografías dejó de hacerlas bien; esta chica hizo 75 estudios seguidos desastrosos hasta que fue descubierta. Curiosamente, esto fue utilizado por Mariano Remartínez contra la Clínica Rusadir en las RRSS. Yo no sé qué pensar, pero…"piensa mal y acertarás". Como no puede ser de otra manera, fue despedida de inmediato.

Toda esta trifulca empresarial, no quita que ERE sea un buen Radiólogo, que lo es, ya queda al criterio de cada uno elevarlo a la categoría de eminencia, a la del mejor de España, de Europa o del Mundo. Yo creo que no se puede ser excelente en todo, y menos en un campo tan amplio como el radiodiagnóstico, y en concreto ERE es excelente en Eco, muy bueno en TAC y en Resonancia… informan los "amigos de Buenos Aires".

Pronto habrá más noticias que desmotarán la imagen de científicos filántropos que ellos mismos han querido transmitir y que yo estoy teniendo que desmontar, porque su campaña de prestigio y auto bombo lleva aparejada una campaña atroz de desprestigio hacia mi persona.

FRASE:
“En la Clínica Rusadir tenemos los mismos equipos que en cualquier centro de referencia a nivel Nacional; informa un equipo multidisciplinar de radiólogos, a través de una Empresa de reconocido prestigio en el sector, TELRADS, que hace informes para muchísimos centros; los Radiólogos que vienen a Melilla son los mismos que los del Parque San Antonio y tenemos un personal muy cercano, muy profesional y que adora su trabajo, y además de todo eso lo hacemos por una tercera parte del precio que lo hacían ellos”

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