A los cursos de verano y talleres tradicionales propiamente dichos, se suman las Colonias Urbanas gestionadas por Cáritas Diocesanas que permiten a 225 pequeños, que por circunstancias económicas familiares no podrían hacerlo, acceder a una amplia gama de amenas y divertidas actividades veraniegas de muy variado contenido. Hoy se inicia oficialmente la temporada de verano que llega aderezada de unas condiciones climatológicas que a pesar de que nos parezcan duras por el efecto de la alta humedad relativa en el ambiente que produce un aumento de la sensación térmica, resultan bastante soportables, si las comparamos con las que desde hace días sufre un gran parte de comunidades autónomas españolas debido a la prematura oleada de calor que padecen.
Pero no es la climatología veraniega el eje central de este comentario sino las actividades tanto de formación complementaria como lúdicas y de ocio que se ofertan para el período estival que hoy arranca.
De un lado los Cursos Internacionales de Verano Ciudad de Melilla, y ya más que consolidados tanto por su implantación hace ahora 26 años como por el prestigio alcanzado a través de un plantel de ponentes de primer orden como por su temática, que permiten lograr, sin necesidad de trasladarse fuera de la ciudad, un considerable incremento de conocimientos sobre diversas materias a universitarios, investigadores o profesionales de diversos ámbitos. Un espacio de encuentro, organizado por la Universidad de Granada con el impulso de la Consejería de Cultura, que conjuga el conocimiento académico con el interés por la formación en asuntos de rabiosa actualidad en un contexto geográfico determinado. Una loable opción formativa que comentaremos en profundidad en los próximos días.
Además, en la mañana de ayer y desde el área educativa de la Ciudad Autónoma se presentaba la nueva edición de otros cursos de verano, campamentos, talleres de idiomas y aventuras y colonias urbanas dirigidos a estudiantes de una horquilla inferior de edad, pero no por ello de menor importancia. Hablamos de una programación que oferta la nada desdeñable cifra de 1.670 plazas para que niños y niñas dispongan de un abanico de actividades lúdicas, educativas y culturales a lo largo de los meses de julio y agosto que les permita no solamente disfrutar el tiempo libre orientado por personal educativo, sino también establecer vínculos de unión con nuevos compañeros, además de cubrir una opción educativa de entretenimiento y diversión. Y una opción que cubre un amplio espectro social ya que a los cursos de verano y talleres tradicionales propiamente dichos, se suman las Colonias Urbanas gestionadas por Cáritas Diocesanas que permiten a 225 pequeños, que por circunstancias económicas familiares no podrían hacerlo, acceder a una amplia gama de amenas y divertidas actividades veraniegas de muy variado contenido.
