Insistimos en la denuncia, que ya se ha convertido en una constante veraniega, sobre la recuperación, para el disfrute de todos los melillenses, de ese maravilloso espacio de la Casa del Conventico cerrado durante años a cal y canto, a pesar de que nos puedan tildar de reiterativos, obsesivos y posiblemente pesados, pero lo seguiremos haciendo cuantas veces haga falta, sabedores que la solución es complicada y no por la remodelación y puesta a punto del lugar, sino por los acuerdos para la gestión del local con el Obispado que, al parecer, está en posesión del uso del inmueble. Esta misma semana hacíamos referencia a las excelencias y mejoras que se habían introducido en la zona de la ciudad de la que fluyen nuestros orígenes como es el recinto amurallado de Melilla la Vieja. Y desde luego son muchos los avances que ha experimentado el histórico lugar, pero no es oro todo lo que reluce, ni son todo luces, ya que sombras también las hay. Y fieles a una cita que se remonta ya a un número acumulado de años, denunciamos en este estío melillense de 2017 algo que ya viene siendo como una especie de tradición. Nos referimos a la incumplida apertura de la Hospedería del Conventico anunciada por vez primera allá por el año 2004, en concreto el 14 de junio cuando MELILLA HOY haciéndose eco de las informaciones del Gobierno de la Ciudad Autónoma publicaba que para el mes de septiembre de dicho año estaría lista la reforma de la Casa del Conventico, ubicada entre el Museo Militar y el Faro, y colindante con la Iglesia de la Purísima Concepción en Melilla la Vieja. Un inmueble con una impresionante terraza volcada prácticamente sobre la inmensidad de ese mar azul característico de los ponientes melillenses. El presidente Imbroda visitaba, por entonces, la obras de remodelación que se llevaban a cabo y que habían comenzado en marzo de 2003, al objeto de acondicionar el inmueble para acoger el Museo Sacro y una Hospedería. El primero ya es una realidad, la segunda una ilusión que parece inalcanzable.
Pues una vez más, insistimos en la denuncia, que ya se ha convertido en una constante veraniega, sobre la recuperación, para el disfrute de todos los melillenses, de ese maravilloso espacio de la Casa del Conventico, cerrado durante años a cal y canto, a pesar de que nos puedan tildar de reiterativos, obsesivos y posiblemente pesados, pero lo seguiremos haciendo cuantas veces haga falta, sabedores que la solución es complicada y no por la remodelación y puesta a punto del lugar, sino por los acuerdos para la gestión del local con el Obispado que, al parecer, está en posesión del uso del inmueble.
Y es que algunos proyectos nacen ya predestinados a enquistarse, aunque como nada es imposible, esperamos que en algún momento, de momento lejano, podamos disfrutar de este privilegiado enclave.
