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El alminar

La situación sanitaria de Melilla: Salud pública, negocio privado

Mientras decrece la sanidad pública, aumentan la oferta sanitaria como negocio privado. Esto es algo que puede observar cualquiera. Las compañías de prestación de servicios sanitarios se han dado cuenta de que las personas están dispuestas a gastar parte de su dinero para preservar su salud. De modo paralelo al decaimiento del modelo sanitario público, crece de modo progresivo el privado. La medicina privada es un negocio saludable.
La mayor esperanza de vida, el aumento de enfermedades crónicas, el crecimiento de la población, que se situará en los 11. 000 millones de personas al final de siglo XXI, hace necesario el replanteamiento del servicio sanitario para la población, sin que ello suponga un menoscabo de la asistencia sanitaria. Hay que renovar el modelo de gestión, dentro de un modelo fiscal limitado. Las tres necesidades básicas, que también son conquistas sociales colectivas son: Educación, Trabajo y Sanidad. Hay recursos suficientes, como para no tener que renunciar a ninguno de ellos.

La educación en estilos de vida saludables, evitando hábitos nocivos; la implementación de los servicios de prevención y atención primaria, para evitar la cronificación de enfermedades, junto con la lucha contra la degradación medioambiental, son tres pilares básicos que el crecimiento demográfico no suponga una degradación de los servicios médicos y sanitarios.

En España, en Melilla, estamos viviendo el colapso de los servicios de atención primaria, con una carga de trabajo cada vez mayor para el médico de familia o cabecera. El aumento del tiempo de espera para pruebas diagnósticas, o la renuencia a solicitarlas en su debido momento, hace que con el paso del tiempo un síntoma acabe convertido en una enfermedad crónica o de larga duración. Un diagnóstico certero y a tiempo, evita muchos problemas futuros, pero para eso hace falta que la atención sanitaria se adecúe a las necesidades de la población, y a sus entorno específico. Lo que se ve, es que se derrocha mucho dinero en traslados de pacientes a especialistas de Málaga o Almería, para consultas rutinarias, cuando sería más lógica la existencia de esos especialistas en la ciudad. Un traslado del paciente o de sus familiares genera trastornos de muchos tipos en una familia, por la escasez o inexistencia de esos recursos en la propia ciudad. En muchos casos agrava la situación del paciente, y repercute negativamente en la situación económica y laboral de la familia.

El tomógrafo más potente del mundo, está en Melilla
En todo ese conjunto de innovación en salud, juega un importante papel el desarrollo tecnológico, con la aparición de aparatos de alta tecnología no invasiva, como los tomógrafos o escáneres. Un diagnóstico certero, evita muchas otras pruebas al paciente, y quizá una enfermedad o lesión crónica. La innovación tecnológica, junto con la de los profesionales, es otro de los pilares sobre los que se sustenta la sanidad del siglo XXI.

Recientemente se abrió en la ciudad una polémica con la eliminación del sistema público de las clínicas de los radiólogos Remartínez, los únicos afincados en la ciudad. Ellos cumplen con los requisitos de innovación de los profesionales sanitarios, y también con los de renovación e innovación tecnológica. El tomógrafo de 640 cortes, calificado por algunos responsables sanitarios como “un capricho”, es el scanner más potente del mundo, y del que apenas existen 6 unidades en España. Una de ellas está en Melilla. Las clínicas radiológicas de Remartínez, lo incluían en su oferta sanitaria al Ingesa, rechazada luego de ser aprobada, por criterios urbanísticos.

La situación sanitaria en Melilla es de colapso, pero no solo por la asistencia médica a ciudadanos marroquíes. Las obras paralizadas de un hospital desde hace 5 años, sin que se vislumbre ni su reanudación, ni un horizonte cercano para su puesta en funcionamiento, la fuga de especialistas, la ausencia endémica de especialidades médicas en la ciudad, la saturación de los centros de salud, la reducción del personal sanitario, la disminución de horas de atención de urgencias en los centros de atención primaria, colaboran mucho a la situación de saturación actual. La muerte de pacientes tras ser dados de alta en el servicio de Urgencias, es un síntoma de gestión ineficaz o incluso mala, de los recursos existentes.

La medicina, según refieren en curso on line de la Universidad de Concepción en Chile, tiene horizontes éticos. Se puede llegar a vivir muy bien ejerciéndola de modo privado, pero nunca puede ser considerada como un instrumento o via para el lucro. La atención de calidad y humana al paciente, está antes que cualquier otra cosa.

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