Sin embargo, donde ha subido de forma evidente la temperatura ha sido en el ámbito político, en torno a la ya denominada polémica del borrego que por segundo año consecutivo ha enfrentado de forma directa al PP y a CPM, desde hace ya algo más de dos semanas. Sin ambages se ha mostrado Felipe VI al abordar asuntos de importancia capital durante la histórica visita de Estado que los Reyes han realizan al Reino Unido, después de transcurrir 31 años de la protagonizada por su padres Don Juan Carlos y Doña Sofía. Sin duda, el viaje oficial de mayor trascendencia de los realizados desde que se hiciera cargo de la Jefatura del Estado. Y de cara, ha tratado los dos asuntos de mayor interés bilateral para los españoles como son el Brexit y Gibraltar. Y es que el espinoso contencioso del Peñón es el único punto que enturbia las buenas relaciones entre los dos países. Un asunto que Felipe VI planteó con firmeza, pero desde un espacio de la serenidad que le caracteriza, ante los miembros de las dos Cámaras del Parlamento en Westminster. Una firmeza, la del Rey, que llegó incluso a molestar a ciertos tories. Entre las fórmulas barajadas, la soberanía conjunta al menos transitoria, con garantías del respeto a la autonomía y a la doble nacionalidad para los gibraltareños. El Rey también hizo gala de su europeísmo y afrontó otros asuntos como la lucha contra el terrorismo yihadista, ademas de apelar a que el Brexit no altere la estabilidad, a los intercambios comerciales bilaterales que suponen la nada desdeñable cifra de 30.000 millones de euros. En definitiva, una visita rodeada de aciertos y en la que el Rey ha vuelto a dar muestra de su gran interés en devolver a la casa real el prestigio que en lo últimos tiempos se ha visto mermado ante determinadas situaciones de algunos de sus miembros y que le han supuesto una herencia complicada y difícil que intenta afrontar desde la seriedad, responsabilidad y buen hacer que le exige su cargo.
Y mientras en España se vive una auténtica oleada de calor, que ha rectificado la Agencia Estatal de Meteorología, diciendo que las altas temperaturas no terminarían el viernes, como inicialmente predijo, sino que se extenderían, al menos, hasta el domingo. Una oleada que ha mantenido en alerta a 28 provincias y de las que siete como son los casos Badajoz, Cáceres y Ciudad Real y las andaluzas de Córdoba, Sevilla, Granada y Jaén se encuentran en alerta roja al estar expuestas a temperaturas extremas que en algunas poblaciones han alcanzado hasta los 45 grados. Un calor que en Melilla no se ha reflejado en el mercurio ya que durante la semana la temperatura ha oscilando entre los 28 ó 29 de máxima y los 22 ó 23 grados de mínima. Pero que, sin embargo, donde ha subido de forma evidente la temperatura ha sido en el ámbito político, en torno a la ya denominada polémica del borrego que por segundo año consecutivo ha enfrentado de forma directa al PP y a CPM, desde hace ya algo más de dos semanas.
