Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

“Tenemos toda la responsabilidad del mundo con todos los menores, sean de donde sean”

El juez de Menores, Álvaro Salvador, atiende a MELILLA HOY en su despacho

El titular del Juzgado de Menores de Melilla, Álvaro Salvador, sostiene que los datos no muestran que haya un índice preocupante de delincuencia juvenil o cometida por menores extranjeros no acompañados, pese a la percepción de inseguridad que pueda tener una parte de la sociedad. De los 200-250 expedientes que le llegan al año, sólo el 10 por ciento corresponde a estos menores no acompañados. «En general, son chicos que vienen de una vida muy dura, que lo han pasado muy mal y buscan un futuro», expone Salvador. Incide en que la sociedad tiene «toda la responsabilidad del mundo con todos los menores», sea cual sea su procedencia. -¿Cuál es el cometido de un Juzgado de Menores?
-Nosotros intervenimos con menores de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años que supuestamente han cometido algo que, si fueran mayores de edad, sería un delito. Nuestro máximo objetivo es que los chicos no vuelvan a delinquir. Como máxima barrera, que no vuelvan a delinquir cuando sean mayores de edad.

-¿Y cuál es el nivel de éxito en Melilla?
-Pues estamos en torno al 80% de chicos que ingresan en el sistema de justicia juvenil y nunca ingresan en el sistema de mayores. Es un buen índice, aunque lo que nos gustaría es el 100%, pero no llegamos.

-¿Es cierta la sensación de delincuencia juvenil que comparte cierta parte de la ciudadanía?
-No sé si existe esa percepción. Lo cierto es que no creo que haya mucha delincuencia juvenil porque los datos no lo constatan. Tenemos unos 200, 250 expedientes al año. Y la mayoría consisten en lo que antes eran faltas, los llamados delitos leves.

-¿Y en qué consisten esas faltas?
-Peleas entre ellos, amenazas, pequeños robos o hurtos, mayoritariamente. Es cierto que, de vez en cuando, se cometen delitos más graves y que son de los que acaba teniendo conocimiento la ciudadanía, por lo que acaban causando una mayor sensación de inseguridad. Pero insisto en que no tenemos un índice de criminalidad de menores muy alto.

-Se vincula mucho la sensación de inseguridad a los menores extranjeros no acompañados, pero los datos no respaldan esta percepción.
-En datos suponen el 10% de los chicos que están en el sistema de reforma, aproximadamente. A veces hay picos del 11 o el 12%. También hemos estado en el 6%. No son para nada los que más delitos cometen.

-Parte de la población achaca este porcentaje a que muchos delitos no se denuncian.
-Los delitos en España, tanto en justicia juvenil como en justicia de mayores, son perseguibles de oficio la gran mayoría. Actúa la Policía, llegan a Fiscalía y se llevan a los juzgados.

-Usted ha dicho en alguna ocasión que el problema de los menores extranjeros no se va a solucionar.
-Bueno, es una opinión personal que di tras una conferencia. Pero es así, no creo que se vaya a solucionar.

-¿Considera que la repatriación de los menores es una solución?
-No lo sé. No sé si la repatriación ayudará o no ayudará mucho. Soy de la opinión de que, en general, los chicos están mejor con sus padres que en otro lado, vengan de donde vengan y sean de donde sean. Ahora bien, hay que analizarlo chico por chico. Igualmente, esta realidad no se va a terminar. No por nada, sino porque somos ciudad fronteriza con una parte del país que podríamos calificar casi de tercermundista, desgraciadamente, donde hay muchísimas carencias. Muchos chicos vienen aquí equivocadamente buscando un futuro mejor, con vistas a acceder a la Península o a Europa. Esto no se va a solventar a corto o medio plazo.

-¿Cree que existe el efecto llamada?
-Pues no sé si existe. No tengo opinión porque no sé en qué consiste. Es algo que habría que preguntar directamente a los chicos.

-Cuando está delante de estos chavales, ¿qué tipo de chicos ve?
-Pues hay de todo. En general son niños que lo han pasado muy mal en sus vidas. Niños que vienen de una vida muy dura, que lo han pasado muy mal y que buscan un futuro. Hay chicos que son más buenos y otros que son más malos o que están más equivocados. Igual que ocurre con los adultos.

-¿Cuál cree que debería ser el papel de la sociedad con respecto a estos niños?
-Nuestra sociedad tiene todas las responsabilidades del mundo con los menores, sean de donde sean. Primero, porque somos una sociedad supuestamente del primer mundo. Segundo, porque tenemos la obligación moral y ética con respecto a los niños. Tenemos una legislación que hay que cumplir y que está para proteger a los niños, porque son niños. Todos son niños.

-¿Cómo se interviene con los menores, con los no acompañados y los de Melilla?
-Toda nuestra actuación está enfocada a la reinserción de los chicos. En base a esto, trabajamos con ellos y con su entorno. Para que acaben en el centro de reforma de menores, en el centro de internamiento, los delitos tienen que ser bastante más graves. Los castigos pueden ser desde una amonestación, a citarle y que yo les eche la charla, la libertad vigilada o cursos formativos.
Mucha gente tiene la sensación de que hay impunidad o de que la ley del menor es blanda. La ley del menor es más dura que el Código Penal con los adultos. Siempre pongo el mismo ejemplo. En el caso de un homicidio, la pena de un mayor es de 10-15 años. Normalmente, a los dos tercios de la condena los adultos pueden acceder al tercer frado, salir, tener la libertad condicional. En el caso de los menores, no. Salvo circunstancias muy excepcionales, suelen cumplir los 10 años de internamiento. No es una ley blanda.

-¿Se os valora el trabajo realizado?
Muchas veces nuestro trabajo con los chicos no es bien recibido por ninguna institución. Parece que los Juzgados de Menores no trabajamos en España porque, quizás, no tenemos un número de sentencias tan alto como en otros juzgados. Últimamente esto nos lo están reclamando desde el Consejo General del Poder Judicial. Pero es que nosotros no trabajamos como se trabaja con los adultos. Nosotros estamos totalmente pendientes de los chicos. Nos entrevistamos con padres, administraciones, ONGs… Estamos constantemente dictando resoluciones. Muchas veces parece que por parte de nuestras propias instituciones no se nos pone en valor, lo cual es una lástima. Piden números. Creen que el trabajo de un juez es de números y no es así. Se trata de ayudar a la gente.

Loading

Irene Quirante

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€