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El espacio de Aranda

El General Romerales en la ignominia y la traición, hace 81 años

General Manuel Romerales Quintero

Creo que en las fechas que estamos habría que recordar, después de 81 años, aunque sean algunas pinceladas de su vida, al que fuera Comandante General de Melilla, D. Manuel Romerales Quintero que fue, junto a los compañeros que cayeron contra el enemigo en los campos de batallas, un Mártir y por supuesto, un Héroe. Pero claro que él fue fusilado por un grupo de oficiales traidores a su Patria, que tenía a su mando más directo.
Cuando "el 17 a las 17" de 1936, se produjo la sublevación militar en nuestra ciudad, un grupo de oficiales y jefes traidores, al mando de un coronel, ocupó el edificio de la Comandancia, donde se encontraba el General Romerales con su Estado Mayor, y bajo amenaza de ejecutarlo en ese momento, lo forzaron a rendirse y entregar el mando; y tanto él como quienes le acompañaban fueron detenidos. Este General no creía, le era impensable, que sus subordinados, hombres de honor, se alzaran contra la República. ¡Qué equivocado estaba!.

Pocos días después, se celebraba el ignominioso Consejo de Guerra acusándolo, entre otras cosas, de haber ordenado el cierre del casino militar, para evitar enfrentamientos entre los oficiales y los militantes de las Juventudes Socialistas, como de haber elogiado el manifiesto del Frente Popular el 1 de Mayo anterior, plegándose a sus directrices. El fiscal pidió la pena de muerte bajo la acusación de rebelión militar y de traición, a lo que el General Romerales, cuando se le permitió manifestar su parecer, negó traición alguna y cuestionó al tribunal tanto por razones de forma como de fondo.

Hay que decir que la primera muestra de republicanismo, para este militar, se dió el 6.06.1931, en Carabanchel donde dirigió unos ejercicios militares, con la asistencia de Manuel Azaña, al que expresó la adhesión de los jefes y oficiales al Gobierno de la República.

También el 16.04.1933, se significó en un discurso en el Centro Cultural del Ejército, alabando a la República, y al Pueblo, siendo recibido días más tarde por el Ministro de Estado, Luis de Zulueta, y el 27, por el Presidente Alcalá Zamora.

En Febrero de 1935, es condecorado con la Orden Civil de África. En Enero de 1936 es designado jefe de la 12ª Brigada, por el Gobierno. El 10 de Enero el Diario "El Pensamiento Alavés", le señala como miembro de la masonería. El propio Diario ABC desmentía la noticia y lo calificaba de alguien apartado de la vida política, lo mismo que Gil Robles, entonces ministro de la Guerra que negó la información.

El 16 de Marzo procedente de Tetuán llega a Melilla. El 16 de Abril, es homenajeado en los viveros municipales, por las autoridades municipales y comerciales de la ciudad. El 26 asiste a la colocación de la primera piedra del grupo escolar en Tahuima. El 23 de Mayo junto al General Gómez Morato, visitan en Tetuán al Jalifa de la Zona. Ese mismo mes ordena cerrar el casino militar, para evitar enfrentamientos entre militares y manifestantes republicanos. El lunes 6 de julio preside unas maniobras militares en Melilla que finalizan el día 12. El 16 de Julio, sale en un vehículo, con el Delegado del Gobierno, Fernández Gil, por los barrios de Melilla, que están en tranquilidad total. Años más tarde algún historiador franquista diría que el alto mando militar en esa zona, al paso de unos obreros levantó el puño, y el propio Carlos Seco Serrano, catedrático de Historia durante la Dictadura, negaría tal hecho. Al mediodía del 17, Romerales da la orden de detener a los golpistas melillenses y envía a la Guardia de Asalto, encabezados por un Tte. Coronel, quien será su verdugo, y presidirá el Tribunal que le condenaría a muerte. Otro Tte. Coronel, se hará con el control de la situación para las unidades subversivas fascistas y comenzará el levantamiento. En el despacho del propio General se dará la tragedia, porque reunido con las altas autoridades del Ejercito, leales a la República, la oficina es asaltada por unidades rebeldes, fusil en mano, y apuntando al General Romerales, que discutió con ellos, hasta amenazarlo con asesinarle en el acto, rindiéndose con todo su Estado Mayor.

En el juicio que le harían por su oposición al golpe de estado, por parte de las autoridades de FET-JONS, le inculparían haber hablado bien de un discurso de dirigentes del PCE locales. Una prueba añadida que le llevaría a su fusilamiento.

En síntesis, dice la sentencia: "Resultando que el Consejo de Guerra de Oficiales Generales reunido en Melilla el 26 del corriente (…). Ha dictado sentencia, por lo que se condena al referido procesado a la pena de muerte, previa degradación, por estimar que los hechos por él imputados, y que motivaron la instrucción del procedimiento, son constitutivo de traición y sedición (…)".

Fíjense que cruel ironía decir que lo condenaron ante un pelotón de fusilamiento por "traición" y "sedición", cuando los traidores y sediciosos, realmente fueron ellos.

El Capitán médico Manuel Berenguer, fue el que certificó su muerte momentos después de su fusilamiento en Rostro Gordo.

Sus restos se hallan en el nicho nº 29 de la fila 3ª, de la Galería Ntra. Sra. del Carmen, donde en su lápida se puede leer: "Por su fidelidad a la democracia". Aunque yo hubiese escrito: "Fusilado por los traidores golpistas, por su fidelidad a la II República". Tenía 60 años.

En un libro que trata sobre el tema pude leer hace tiempo, que sin duda, el general Romerales, por sus cualidades y sobre todo por su indiscutible bondad, hubiese podido ser un jefe apreciado por sus subordinados, pero en el lugar y en el momento que le tocó vivir, esas mismas cualidades le condenaron a muerte, como a miles de compatriotas.

Y mientras los políticos, ignorando la verdadera Historia de Melilla, denominando calles con nombres de personajes que no han hecho nada por la ciudad, que alguien relevante debiera averiguar los motivos. Y por otra parte fíjense: ahí está, tan pancho y sonriente, Franco a la entrada del Puerto. ¿Cómo llamaríamos a todo eso: candonga, burla corrosiva, cachondeo insano, sorna sarcástica, o una simple ironía?. Elijan ustedes. Aunque yo creo que, a pesar de lo que perciben de nuestros presupuestos, es una supina ignorancia de los políticos sobre nuestra Historia.

PIE DE FOTO:
General Manuel Romerales Quintero

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