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La importancia del mantenimiento

El Parque Hernández constituye todo un ejemplo de mantenimiento que no se puede extrapolar a otros espacios públicos melillenses que deberían tomar como referente el estado del cuidado jardín público. Sin duda resulta anómalo que los elogios sobre cualquier tipo de instalación pública coincidan en un tanto por ciento muy elevado de sus usuarios, pero en ocasiones se produce esta inusual circunstancia y, en esta ocasión, gira en torno al Parque Hernández. El que siempre se ha considerado como el “pulmón de oro del centro urbano melillense”cuenta con el beneplácito generalizado de sus usuarios, ya que al margen de algunas quejas puntuales sobre la apertura de horarios del parque infantil o en ocasiones sobre el cierre de las zonas de servicios se diluyen por el muy notable estado de mantenimiento que, en general, ofrecen sus instalaciones desde que fuera remodelado hace ahora siete años.

De hecho, salvo algunos pequeños retoques que la Ciudad Autónoma introdujo tras su remodelación y que en parte fueron sugeridos a través de nuestra más antigua, exitosa y copiada sección “Los melillense nos dicen”, como fue el caso del vallado de los dos pequeños estanques ubicados en la vía central que une la calle General Marina con la Avenida de la Democracia, antigua Teniente Coronel Seguí, la obra emprendida por el Gobierno que preside Juan José Imbroda, ha sido junto a la transformación del Cine Nacional en el ya más que amortizado Teatro Kursaal, uno de los grandes logros del actual ejecutivo autonómico.

Un recinto que se puede calificar de histórico ya que se remonta al siglo XIX. Por su actual enclave discurría el cauce del Río de Oro, y en 1872, se cubrió de tierra. Pero no fue hasta el año 1900, cuando el capitán general de la ciudad, Venancio Hernández Fernández, optó por construir el parque que se inauguró en mayo de 1902.

Con la remodelación realizada a principios de esta década se recuperaron sus cuatro antiguas fuentes: “Lineal”, “Flor de Cala”, “De las Conchas” y “Columna de Espuma” y se añadieron tres nuevas además de dotar al paseo con árboles de sombra y un renovado su mobiliario urbano. El recinto consta de dos paseos centrales que se entrecruzan. Posee esculturas de distintos personajes, como son Lope de Vega, Félix Rodríguez de la Fuente; escritores melillenses de la talla de Miguel Fernández, Premio Nacional de Poesía, y Fernando Arrabal, escritor y dramaturgo de renombre internacional, y una farola dedicada al promotor del parque. En la actualidad ofrece gran variedad de plantas y árboles como: dragos, ficus, araucaria o pino canario, junto a sus palmerales.

Y es justo resaltar que, al margen de su acertada remodelación, se ha convertido en uno de los atractivos de la ciudad como lo confirman los comentarios de los foráneos que nos visitan. Su mantenimiento es sobresaliente y esto, de nuevo, lo dicen precisamente los usuarios del lugar que muestran su satisfacción y felicitan al equipo encargado del mantenimiento del parque ya que su trabajo está, a diario como ocurre con la Prensa, a la vista de todos y quienes dirigen sus pasos a ese vergel entre asfalto, señalan que los miembros del equipo lo mismo están barnizando los bancos que limpiando las fuentes, el suelo con agua a presión o cuidando los parterres. Todo un ejemplo que no se puede extrapolar a otros espacios públicos melillenses que deberían tomar como referente el estado del cuidado jardín público.

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