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El Telegrama del Rif de 11 de mayo de 1932

Un incendio de grandes magnitudes

Harinera Benarroch

"Intrépidos reporteros siempre a la caza de una nueva noticia, sin escatimar esfuerzo alguno. Grandes redactores que plasmaban en sus páginas todo cuanto sucedía en la ciudad y sus alrededores. Así lo contaron ellos y tal cual vuelven a ser noticia."

Un voraz incendio destruyó esta madrugada la fábrica de la Harinera Española Benarroch Un voraz incendio destruyó esta madrugada la fábrica de la Harinera Española Benarroch

Poco después de las dos y media de la madrugada, los guardias municipales Enrique Martínez y Leopoldo López, que se hallaban de servicio en el barrio del Real, observaron que de un edificio de la carretera de Nador, se elevaban grandes llamas, ofreciendo imponente aspecto.

Rápidamente los citados guardias se dirigieron en automóvil al referido lugar comprobando en el edificio siniestrado era la fábrica de harinas, propiedad de la sociedad "Harinera Española Benarroch", situada dentro de la zona del protectorado y cerca de los antiguos límites de la ciudad.

En primer término procedieron a avisar al conserje de la fábrica. Eusebio Vicente, que con su familia habitaba en un local existente en la parte baja del edificio. También avisaron al resto del personal que había en la fábrica, entre el que figuraban varios indígenas.

Sin pérdida de momento se dio cuenta telefónicamente de lo que ocurría al Parque de Bomberos, cuyo servicio al mando del capataz señor Moyano, se presentó a los pocos momentos, como asimismo el arquitecto municipal señor Jalvo.

Instantes después, acudieron los jefes de la Guardia Municipal señores Morales y Pérez Zapata, quienes en unión de los guardias antes citados, personal de la fábrica y soldados del Tercio Jacinto Lazo, Gervasio Gurpegui, Modesto Moreno y Luis Anreu, estos últimos especialmente, comenzaron a retirar numerosos bidones conteniendo materia combustible, que se hallaban en la parte baja del edificio.

Los bomberos, utilizando los carricubas, iniciaron los trabajos, para lo cual varios de ellos hubieron de situarse en la techumbre de un garaje inmediato.

También realizaron trabajos en la parte alta del edificio.

El fuego que se había iniciado, según parece en el tercer piso, en la sala de cernido, donde como en los restantes locales, había gran cantidad de harina.

La voracidad de las llamas, verdaderamente extraordinaria, desde los primeros instantes, iba adquiriendo gran impulso corriéndose en pocos momentos a los pisos segundo y primero, y a todo el frente de la fábrica.

Frecuentemente se oía el estrépito producido por el derrumbamiento de tabiques y muros interiores del edificio.

Los legionarios antes nombrados, ayudados por el personal de la fábrica, procedieron a retirar en pocos segundos más de sesenta sacos de harina.

El mayor peligro lo constituía la existencia de un depósito fijo, conteniendo diez mil litros de gas-oil, pues se temía que las llamas en su acción devastadora, llegasen hasta dicho lugar.

El mayor peligro lo constituía la existencia de un depósito fijo, conteniendo diez mil litros de gas-oil, pues se temía que las llamas en su acción devastadora, llegasen hasta dicho lugar.

El alférez de Ingenieros señor Dorado ayudado por un legionario, consiguió abrir la tapadera del depósito para evitar la explosión de éste.

El señor Pérez Zapata, también tomó parte activa en los trabajos que se realizaron para retirar los bidones de gasolina.

Avisado el alcalde accidental señor Reyes, se personó en aquel lugar a los poco momentos de iniciarse el siniestro.

También intervinieron en los trabajos que se llevaron a cabo para tratar de sofocar en lo posible el fuego, fuerzas del Tercio, al mando del capitán Franco y teniente Aniceto y Gallego, y asimismo acudieron fuerzas de Intendencia con regaderas de Ingenieros con material.

Los señores Benarroch (don Alberto y don José) de la razón social, también acudieron al enterarse de lo ocurrido. A la hora en que escribimos estas líneas, cuatro de la madrugada, el incendio reviste formidables proporciones. Grandes llamas hacían presa en todo el edificio habiendo destruido todo el interior de éste, con material y existencias.

Se ignoran las causas que produjeron el siniestro. Las pérdidas ocasionadas por el fuego, imposible de precisar cuando redactamos estas notas son considerables.

Para evitar que el público que había acudido a aquel lugar se aproximara al edificio siniestrado, se situaron en las inmediaciones de éste varias parejas de la Guardia Civil.

La fábrica comenzó a funcionar hará próximamente unos tres años y en ella trabajaban unos ochenta obreros.

12 de mayo de 1932

Del incendio de la fábrica de harinas
El incendio registrado en la madrugada del miércoles en la fábrica de harinas " La Harinera Benarroch", del que dábamos cuenta en nuestro último número ha sido por sus proporciones el mayor de los que se han conocido en nuestra ciudad.

Ayer nos trasladamos nuevamente al lugar del siniestro, pudiendo observar los enormes destrozos que ha causado el fuego.

Consta la fábrica de tres edificios y un local destinado a garaje. El central donde estaba instalada toda la maquinaria destinada a la molturación y servicios anejos; el almacén situado a la parte derecha y el de los motores a la espalda de la fábrica.

Ha quedado completamente destruido el destinado a la molturación, que constaba de cuatro plantas en las cuales se hallaban instaladas, las maquinarias del último modelo.

El fuego se inició en el tercer piso hundiéndose la planta de ésta y prendiendo en el inmediato inferior.

Ha sido tal la voracidad del siniestro que en los pisos bajos, aparece en informe montón gran cantidad de hierros retorcidos, la maquinaria completamente deshecha y la viguería colgando de uno de los muros, viéndose en aquella el efecto del fuego, pues aparece como si nuevamente se hubiera fundido.

Del edificio solo han quedado las cuatro paredes pero se teme que se produzcan hundimientos, dada la altura de los muros, y el cuarteamiento de éstos a causa del fuego y de la gran cantidad de agua que fue preciso arrojar en los trabajos de extinción.

En la parte baja, había almacenado gran cantidad de trigo suelto y envasado. El hecho de haber prendido el fuego en este cereal, hace más difícil la extinción, pues los bomberos se ven obligados a quitar con palas de trigo para hallar el foco que a veces está en el mismo fondo.

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