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No se puede bajar la guardia

Siempre son bien recibidas las noticias relacionadas con refuerzos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en la zona fronteriza ya que, sin duda, sus miembros se encuentran sometidos a una gran presión. Muchos melillenses comenzaban ayer su jornada con la noticia, que de inmediato tuvo eco a nivel nacional, de que la Policía Nacional había detenido a un marroquí de 29 años que hirió con un cuchillo a un agente en la frontera de Beni Enzar, en el lado melillenses al grito de "Allahu akbar", o sea , "Alá es el más grande". Los hechos sucedían pasados unos minutos de las 7,30 horas y desde entonces se sucedieron todo tipo de versiones,
Pero con independencia de que los hechos respondan o no a una actuación de tipo terrorista la situación fronteriza atraviesa cada vez momentos mas delicados.

El suceso de ayer nos induce, de nuevo, a pensar en los riesgos a los que están sometidos los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que cubren el servicio entre España y Marruecos. Un paso que relega ya a un lejano recuerdo aquella época en la que prácticamente el flujo de personas hacia ambos lados se producía sin necesidad de cumplimentar tramite aduanero alguno. Una situación impensable en los tiempos que corren debido, entre otros factores, a la evolución que ha experimentado la sociedad.

Una frontera, por tanto, cada día más rígida por la progresiva incidencia que entre un lado y otro del perímetro fronteriza tiene el fenómeno migratorio. Unos hechos, que hacen que las medidas de control y seguridad sean cada vez más fuertes para así intentar evitar la entrada de inmigrantes ilegales en la ciudad en primer término y después hacia España y otros países de la Unión Europea. Pero tampoco la seguridad debe restringir la también necesaria fluidez fronteriza de aquellos ciudadanos que por razones de necesidad o de ocio utilizan Beni Enzar como puente de comunicación entre Melilla y la colindante Nador. De ahí, que los responsables de la frontera tengan sobre su tejado la patata caliente de conjugar la seguridad con la fluidez que requieren los comerciantes melillenses para el normal desarrollo de sus negocios cimentados en parte por la numerosas afluencia de clientes marroquíes que, a diario, dirigen sus pasos hacia Melilla o bien para adquirir determinadas mercancías de consumo propio o bien consumir en los múltiples establecimientos del ramo de la hostelería. Un equilibrio cuyo acierto resulta complicado. No obstante, el aspecto en el que coinciden las partes, es en la necesidad de no bajar la guardia en seguridad, por lo que siempre son bien recibidas las noticias relacionadas con refuerzos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en la zona fronteriza ya que, sin duda, sus miembros se encuentran sometidos a una gran presión.

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