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Existía la sospecha de que el detenido podía ser considerado un loco. Sin embargo, las pruebas descartaron esta posibilidad

El agresor declaró ante la juez que ingirió alcohol y drogas

Se dudó en un primer momento si el agresor estaba perturbado

El hombre detenido y posteriormente encarcelado por protagonizar el pasado martes el suceso en la frontera de Beni-Enzar empuñando un cuchillo al grito en árabe de "Alá es grande" es el ciudadano marroquí Mohamed El Osrouti, nacido en Driouch el 16 de noviembre de 1987, según informa El Mundo. El joven, que pasa su segunda noche en la cárcel de Melilla, fue reducido por agentes de la Unidad de Intervención Policial tras recibir un "vallazo" en la cabeza, hiriendo a uno de ellos en la mano cuando era sujetado en el suelo. Existía la sospecha de que el detenido podía ser considerado un loco. Sin embargo, las pruebas descartaron esta posibilidad

La instructora del caso apunta que el ahora encarcelado, «de forma inicial», podría haber incurrido en delitos de desobediencia, amenazas y desórdenes. Los especialistas policiales no han podido determinar que el detenido tuviera intenciones terroristas o que su actitud pudiera seguir consignas islamistas radicales vinculadas a Al Qaeda o el Estado Islámico. El encarcelado comenzó a gritar mientras se acercaba a los policías y pronunció un «Alá es Grande» cuando algunos de estos policías que le redujeron tuvieron que saltar las vallas para evitar ser agredidos. En su declaración, el detenido aseguró que estaba desorientado porque había ingerido alcohol y drogas, según el citado rotativo.

La juez evaluó las diligencias policiales aportadas a la causa, en las que no se incluían dato alguno sobre vínculos de este detenido con terrorismo internacional. En los ficheros policiales no figura entre los sospechosos de formar parte de los entramados radicales asentados en España.

El juzgado ordenó prisión provisional, comunicada y sin fianza, según informaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). El citado juzgado, en funciones de guardia, tomó esta decisión después de tomarle declaración y practicar diligencias forenses para valorar su imputabilidad. Existía la sospecha de que el detenido podía ser considerado un loco. Sin embargo, las pruebas descartaron esta posibilidad y avalaron que era consciente de sus actos y de sus responsabilidades.

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Redacción

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