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Tribuna Abierta

Sr. Barkani: La pelota (o el cordero) está en su tejado…

Iván Jiménez Aybar, abogado de la Plataforma “Por el Respeto de nuestras Tradiciones”

Al margen de consideraciones jurídicas, que muchas veces nadan en la incertidumbre y en la ambigüedad, lo que me pregunto una y otra vez es qué puede llevar a un delegado del gobierno a dificultar la celebración de una festividad tan señalada como la del Sacrificio. Más allá de que ésta forme parte del calendario laboral español -Ley de 1992 por la que se aprueba el Acuerdo de cooperación entre el Estado español y la Comisión Islámica de España- se trata de un día en el que toda una comunidad siente y celebra en familia, olvidando por unas horas la desigualdad social que el resto del calendario les regala en su más dura y áspera cotidianidad.
En 2016 no había brote de fiebre aftosa alguno en Marruecos que pudiera afectar a la cabaña ovina. Así lo decía el propio Ministerio competente en un informe especial. Por tanto, ¿por qué impedir que los musulmanes melillenses celebraran su fiesta según sus costumbres centenarias? Desde luego, la Administración puede establecer limitaciones, dado que todo derecho fundamental encuentra su talón de Aquiles -su línea roja- en el orden público protegido por la Ley; pero, cuando esa limitación carece de sustento fáctico, el actuar de la Administración se cubre el rostro con la careta de la arbitrariedad, enarbolando la bandera de una norma retorcida a su antojo.

Eso no es gobernar. Eso no es administrar. Eso es otra cosa…

Y cuando ese engaño, además, es susceptible de generar tensión y odio entre sectores de una población que coexisten pero a duras penas conviven, solo una palabra viene a la mente: irresponsabilidad.
¿Por qué? ¿Por qué una prohibición de entrada de corderos desde Marruecos (en 2016) absurda, arbitraria y antijurídica? ¿Qué se persigue? ¿Ganar votos? ¿Medrar en la escalera de la política? ¿Eso es gobernar?
El propio Ministerio de Agricultura ha quitado la razón al Delegado del Gobierno, permitiendo que este año sí puedan entrar los corderos desde Marruecos. No traerán consigo fiebre aftosa alguna, al igual que no la habrían podido traer el año pasado.

Lo que sí traerán esos corderos es la oportunidad de celebrar en paz tan señalada fiesta. Pero, para ello, la Ciudad Autónoma de Melilla debe mostrar sentido común y responsabilidad, ingredientes imprescindibles para cocinar a fuego lento el plato de la convivencia.

La pelota (o el cordero) está en su tejado…

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Iván Jiménez Aybar, abogado de la Plataforma “Por el Respeto de nuestras Tradiciones”

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