El Ministerio Público reclama once meses de cárcel para un hombre acusado de insultar y amenazar a su ex mujer con quitarle a su hija sin permiso. El encausado aseguró en la vista, celebrada esta semana en el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla, que lo que quiso decir es que iba a solicitar la custodia completa de la niña. La denunciante, por su parte, insistió en que sintió miedo de que quisiera secuestrar a la menor porque, además, él tiene el pasaporte de la pequeña. Los hechos sucedieron el día 20 de julio en el Hospital Comarcal de Melilla. Un individuo se enfrenta a la pena de once meses como presunto autor de un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género.
Según aseguró el encausado, lo único que hizo fue advertir a su ex mujer de que iba a pedir la custodia completa de la hija que tienen en común. “Nunca le amenacé”, sostuvo en el juicio celebrado esta semana por el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla.
Explicó el procesado que el día de los hechos, el 20 de julio, se encontró con su ex en el Comarcal. Ella vive con su hija en Marruecos, según expuso, y aquel día fue a hacer a la menor una radiografía por un bulto que le ha salido el cuello.
El encausado argumentó que advirtió a la madre de que pretendía retirarle la custodia porque semanas antes no acudió a la cita que tenía la menor con la pediatra.
Afirmó también el procesado que su ex ha intentado denunciarle en otras ocasiones por violencia de género, pero sin ser cierto que él la haya maltratado.
El miedo de la denunciante
La querellante, por su parte, aseguró que el día de los hechos sintió mucho miedo porque el padre de su hija amenazó con secuestrar a la menor, o así lo interpretó ella según señaló en la vista. “Él tiene el pasaporte de la niña”, apostilló la madre.
En el escrito de acusación consta que el acusado le llamó prostituta y le dedicó otros insultos, además de decirle que le iba a quitar a la niña. La mujer afirmó que así fue. Según su versión, se asustó tanto que fue a llamar al guardia de seguridad del Hospital.
El guardia, que también declaró como testigo, contó que la mujer le pidió que llamase a una patrulla de la Policía Nacional porque el procesado la había amenazado con quitarle a la niña al salir del centro. Por otro lado, apuntó que el hombre se mostró tranquilo en todo momento.
Al parecer de la defensa, el testimonio de la querellante no es una prueba lo suficientemente contundente como para desvirtuar la presunción de inocencia del procesado. Insistió en que había dejado al descubierto contradicciones y en que su cliente merecía una sentencia absolutoria.
El juez decidirá si el acusado es finalmente culpable o inocente.
