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Historia

Barbas, barberías y el cine Goya

Hoy, para variar un poco y no hablar o comentar de lo relacionado “con tanda mierda” en general, esa que nos desborda diariamente tanto dentro de nuestras fronteras como fuera de ellas, por qué no hablar del <>, sí de aquel de antaño, de nuestra niñez.
Dice un amigo mío que cuando era niño, un hombre iba a su casa a cortarle el pelo. Que le llamaban <>. En mi caso, y en el de mis hermanos no nos lo cortaban en casa. Evidentemente, yo no tenía ningún tipo de barba para recortar. He pensado en ello mientras esperaba mi turno en la barbería de Humberto en el barrio universitario donde vivo ahora en Castellón. Este no, pero hay otras barberías o Peluquerías modernas donde ahora arreglan el pelo tanto a hombre como a mujeres. Yo recuerdo que me llevaba mi padre a aquella barbería de la calle Margallo, subiendo por la acera de la izquierda, al lado de una cafetería y enfrente una churrería muy famosa en aquellos años 50 y 60, todo a pocos metros de cine Goya que era nuestro cine de barrio y donde nos hinchábamos de visionar “pelis” del Oeste, de romanos y las españolas de “marras” de los Leblanc, Conchita Velasco, Landa, Ozores, López Vazques, etc., todos “machitos ibéricos” pero que a la hora de la verdad “siempre se comían una rosca”.

He pensado en esas antiguas barberías, que a menudo eran centros donde se practicaba conversación y, si era preciso, el chismorreo. En aquella de mi niñez creo recordar que eran tres las sillas esas clásicas que giraban y que cuando levantábamos pocos palmos, el barbero nos colocaba una especie de banqueta para que asomase nuestra cabeza. Uno de los tres, creo recordar era hebreo bastante moreno, con buen pelo y bigotito fino, creo que le llamaba Rafael o Alberto pero no puedo asegurarlo. ¿Qué le hago a tu hijo Antonio? – ¿Qué le vas a hacer? – Pues lo de siempre, y lo “de siempre” era meter aquella maquinilla trepadora que no era eléctrica, tanto por atrás como por los lados hasta que se nos viese “el pellejo”, luego tijeras y peine recortando bien también por arriba y que por lo menos nos durase de verano a invierno y al revés. Yo siempre con raya a la izquierda y algo de tufo hacia la derecha. Me llamaban mucho la atención aquellos afeitados con navaja, yo lo veía muy peligroso y bien afiladas que estaban “las jodidas”, eso sí por mi rostro no han pasado nunca. Mientras me tocaba el turno me leía algo de prensa local o deportiva, en lo más interesante “me cortaban el rollo”, ya no podía leer con aquella media sábana que nos colocaban con las manos escondidas. Recuerdo que Rafael era muy simpático y yo le decía que cuando fuese mayor me gustaría ser barbero, me contestaba que encantado de enseñarme. Ya algo más mayor y cuando trabajaba en Kira también me cortaba de vez en cuando el pelo en una barbería situada en la esquina en la acera de enfrente de Kira ya casi girando hacia “la Plaza” o Mercado Central.

Estas barberías eran una especie de casino de barrio o de pueblo. Pequeños chismes, ya se sabe. Y a veces nacían discusiones sobre temas deportivos como Real Madrid y Barcelona (eso no ha cambiado), sobre nuestro Melilla C.F. o UDE. Sobre asuntos políticos nada de nada, cualquiera abría la boca, me refiero a nuestros padres, nosotros éramos todos unos chinorris ignorantes y en nuestras escuelas nos enseñaban “quien fue el gran salvador de España, de nuestra Patria” y, además, lo decían los libros o aquella enciclopedia Álvarez u otra que pasaba de hermano a hermano según la edad. Por suerte, el transcurrir del tiempo y con esta joven democracia que nos hemos ganado a pulso, hemos ido conociendo otra historia bien distinta a la que nos enseñaban, y metían con “calzador”, aunque en muchos lugares de nuestra España incluida Melilla las autoridades sin nuestro consentimiento siguen recordando y enalteciendo a aquel gran dictador- exterminador.

Lo que más me sorprende ahora es que la palabra barba se nos aparezca relacionada con la palabra barbarie o barbaridades. La historia está repleta de ilustres barbudos: militares, poetas, sabios, filósofos, sacerdotes, anarquista y hoy en día hasta muchos deportistas como futbolistas, los del balonmano, baloncesto (la del Chacho Rodríguez del Real Madrid especialmente), etc., a mí se me antoja que debe ser molesta por la sudoración. Y hoy mismo, yendo por la calle, he visto pasar a bastantes chicos que han decidido dejarse barba, también a ese tipo de barba que al parecer nunca crece, siempre está ahí como pinchando, como las de mis dos hijos varones (cuando me besan me pichan), yo soy más de afeitado diario.

No sé si los grupos de amigos que comparten una cena todavía dicen que tienen que pagar “tanto por barba”. Y de alguien que se enriquecía se decía que “se hacía la barba de oro”, lo que no sé es si entran en ese grupo los que lo hacen de forma ilícita o choricera.

Resumiendo y terminando, que cada cual luzca en su rostro lo que le dé la gana. Eso sí, barbas y caras limpias por favor. Y hay barbudos que cuando deben afeitarse la barba se sienten desnudos. Por cierto, termino, que me toca ducha y mi afeitado diario.

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