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Se hace camino al andar

La realidad es que en Melilla se están consiguiendo avances en el reto de la Movilidad Urbana Sostenible, pero sin perder de vista que queda mucho por hacer todavía. Sin embargo, no hay que olvidar que este tipo de retos, en los que interviene la concienciación de la sociedad, tardan años en materializarse “Al andar se hace camino / Y al volver la vista atrás / Se ve la senda que nunca / Se ha de volver a pisar / Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. La mítica canción de Joan Manuel Serrat podría servirnos para traer a este Editorial una reflexión sobre los pasos que se van dando en Melilla en cuanto a la Movilidad Urbana Sostenible, un reto en el que la Ciudad Autónoma se embarcó en la legislatura anterior con la elaboración de un plan que poco a poco va avanzando. “Golpe a golpe, verso a verso”, que decía el cantautor catalán en su canción.
La última actuación ha sido la elaboración del Metrominuto, un curioso plano, muy parecido al de las redes de metro que hay en otras ciudades, con el que la Ciudad Autónoma quiere fomentar los trayectos peatonales. Para ello, el Metrominuto informa del tiempo y la distancia que supondría ir de un punto a otro de la ciudad. Y lo hace de manera exacta y sencilla, con una serie de líneas de colores sobre el plano, que incluye el mejor de los cebos: enumerar los beneficios que conlleva caminar, para el propio peatón y para el entorno, desde el punto de vista de la salud, la economía, el Medio Ambiente, la seguridad y el conocimiento que proporciona del entorno en el que se mueve.
Desde que el Metrominuto fue presentado en rueda de prensa el pasado lunes, ha desatado pasiones y críticas a partes iguales, fundamentalmente en las redes sociales, donde continúa la triste batalla entre el Gobierno de Melilla y las entidades políticas y sociales que forman la denominada Mesa de Movilidad. El desencuentro entre ambas partes sigue siendo más que evidente, con posturas que no invitan al entendimiento, a pesar de que este elemento es más que necesario cuando hablamos de una materia como la Movilidad Urbana Sostenible, en la que la implicación de todo el mundo es clave para su éxito.
¿Alguien se imagina cómo hubiera terminado el plan que se empezó a aplicar en la década de los 70 en Ámsterdam, si no se hubiera producido una implicación de la sociedad y las administraciones? Seguramente nunca se habría convertido en lo que es hoy de manera indiscutible: el paraíso mundial de las bicicletas. Y lo mismo habría ocurrido en otros lugares donde se ha hecho una apuesta clara por la movilidad urbana sostenible.
En Melilla se empezó en esta tarea hace unos años, y poco a poco se ven los logros, como así han estado defendiendo esta semana numerosos miembros del Gobierno local, incluido su presidente, vía Twitter. Enfrente, la Mesa de Movilidad critica la filosofía que se está aplicando en este objetivo, porque ve fallos en los pasos que se están dando y consideran que la gestión que se hace es poco ambiciosa para el objetivo que se plantea.
La realidad es que se están consiguiendo avances, pero sin perder de vista que queda mucho por hacer todavía. Sin embargo, no hay que olvidar que este tipo de retos, en los que interviene la concienciación de la sociedad, tardan años en materializarse, como así se ha podido ver en muchos lugares que han apostado por la Movilidad Urbana Sostenible. En Melilla, sin la unidad de todos que esto requiere, probablemente el avance será más lento o incluso podría llegar a enquistarse para no salir nunca de la “cochedependencia” que sufre esta ciudad.

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