Los perjudicados por el cambio de estilo son Llorente y Carnicer, quienes ahora no tienen sitio en un once con menos centrocampistas. La apuesta del técnico grana por la pareja Víctor Curto-Pedro Martín y por un fútbol más directo y menos elaborado relanza al Real Murcia. Dijo Alexander Pope que ‘errar es humano, rectificar es de sabios’. Un mensaje, el del poeta británico del siglo XVIII, válido para todos los aspectos de la vida, incluso para el fútbol. Es lo que ha debido pasar por la cabeza de Manolo Sanlúcar, técnico grana, que ha hecho caso a una frase que sobrevive en el subconsciente colectivo desde hace más de 270 años y que vale para explicar la mutación del Real Murcia en apenas tres semanas. De no crear ocasiones de gol en su estreno liguero contra el Écija, a ser un vendaval en ataque en el partido del pasado domingo, en el que las ocasiones claras de gol fueron cayendo una tras otra. El técnico gaditano, que pensó inicialmente en hacer jugar al Real Murcia saliendo desde atrás con los centrales, ha cambiado de idea.
Su idea inicial era jugar con un punta y meter dos en partidos trabados. Contra el Écija fue Víctor Curto el elegido, y contra el Recreativo de Huelva, Pedro Martín. Su plan: juntar tres hombres en el centro del campo, por detrás del solitario artillero, y que su equipo tuviera capacidad para retener el balón y buscar espacios a través de la combinación. Pero contra el equipo astigitano el resultado fue diferente al previsto y el Murcia se partió en dos, haciendo que un recién ascendido sacara los colores a los granas, se llevara los tres primeros puntos y sembrara las primeras dudas en la Nueva Condomina. Una semana después, en el Nuevo Colombino, el Murcia, también con un solo punta, dominó el encuentro parcialmente en la primera mitad, viéndose sometido por el Recreativo de Huelva en la segunda parte. Pese al empate, las sensaciones fueron negativas, tanto por los resultados (1 de 6 puntos posibles) como por la fragilidad mostrada por un equipo incapaz de llevar la batuta en los partidos.
Fue entonces cuando las alarmas se encendieron en el vestuario grana y los jugadores comenzaron a dudar del sistema. Muchos de ellos, cargados de experiencia y con varios ascensos a la espalda, trasladaron su inquietud a Sanlúcar, a quien pidieron apostar por un fútbol más directo, con dos delanteros que se complementaran y con un centro del campo más enfocado a recuperar el balón y buscar a los extremos que a crear juego por dentro. El problema: que jugadores como Fernando Llorente y Fran Carnicer, destinados a hacer carburar al Murcia, podrían quedar relegados a un segundo plano en detrimento de David Sánchez, que no estuvo presente en el once inicial en el estreno ante el Écija en la Nueva Condomina.
Pero Sanlúcar dio muestras de su versatilidad y decidió cambiar de estilo. Desde entonces ha apostado por jugar con dos delanteros, hasta encontrarse con la pareja formada por Curto y Pedro Martín, que ya suma seis goles en los tres últimos partidos. Y lo mejor: que tanto contra el Cacereño como contra El Ejido, el Murcia fue un vendaval ofensivo difícil de contrarrestar.
Un único lunar
El caso es que el Murcia ha marcado ocho goles en los últimos tres partidos oficiales y, sobre todo, ha llegado al área contraria con contundencia, dando una imagen muy distinta a la ofrecida en su estreno contra el Écija en la Nueva Condomina y en el Nuevo Colombino ante el Recre, donde tampoco disfrutó de ocasiones. El único lunar que aún falta por pulir en el nuevo Real Murcia es el de sellar la portería de Biel Ribas. El equipo grana siempre ha encajado un gol en los cuatro partidos oficiales que ha disputado. El Murcia está obligado a hacerse fuerte atrás si quiere llegar al tramo final de la Liga como un serio aspirante al ascenso a Segunda División A.
