En la misa anual en honor de la Virgen de la Victoria, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, pidió a la patrona que sigua amparando Melilla y también porque entre todos «sepamos construir puentes por cada fosa que se abra, porque esta ciudad, Señora, tiene sentido en la unidad de todos». Le rogó que siga protegiendo a la ciudad de situaciones difíciles y de «actos tan abyectos como el terrorismo». Por su parte el vicario, Roberto Rojo, apostó por el mestizaje de pueblos y culturas para lograr lo que quiere Dios, «que seamos un solo pueblo en el que nos amemos los unos a los otros». La Parroquia arciprestal del Sagrado Corazón se quedó ayer pequeña a la hora de acoger a las más de 400 personas que se dieron cita para participar de la ceremonia religiosa en honor de la Virgen de la Victoria, Patrona de la ciudad, en su festividad. Los asistentes siguieron con devoción la ceremonia religiosa concelebrada por los párrocos de la ciudad y presidida por el vicario episcopal, Roberto Rojo. La ceremonia religiosa contó con el acompañamiento musical del órgano del templo a manos de Javier Martínez Monreal y las voces de la Coral Polifónica de Melilla, que interpretaron la bellísima partitura de la Missa de Angelis de Christopher Moore.
Homilía
El vicario episcopal, Roberto Rojo, afirmó que el 8 de septiembre es un «día grande en Melilla» pero también para los cristianos, porque se celebra el cumpleaños de la Virgen María, «una mujer sencilla que fue preservada por Dios para ser la Madre de Jesús». Durante los días de la novena a la Virgen de la Victoria, «hemos disfrutado de la escuela que es María, una mujer valiente que dio su vida al servicio de Dios y hemos aprendido como ella participó para que aquella iglesia del pueblo elegido se convirtiera en una iglesia universal en la que acoger a todos los seres humanos, formando una gran familia en Dios».
En Melilla, en este 8 de septiembre «recordamos a los que construyeron la ciudad, a los que se arriesgaron para hacer una ciudad habitable y plural, un ejemplo para otros pueblos en los que también se da la pluralidad de confesiones», apostando por la necesaria mezcla de pueblos y cumplir lo que quiere Dios, el «que seamos un solo pueblo en el que nos amemos los unos a los otros».
Discurso
El presidente de la Ciudad Autónoma también mantuvo fiel la tradición instaurada hace 261 años por el mariscal de Campo, Antonio de Villalba y Angulo, quién prometió y juró que cada 8 de septiembre el Primer melillense dirigiría sus ruegos, gracias y homenaje a la Virgen. De rodillas ante la imagen de la patrona, Juan José Imbroda, le agradeció que «un año más nos haya protegido bajo su manto para que Melilla no sufriera ningún mal importante». Pero le rogó que siga amparando a la ciudad y «nos protejas de actos tan abyectos como el terrorismo».
Pidió también por «los que sufren una situación social débil y por los enfermos, para que les des consuelo, alivio y solución a sus problemas». Asimismo le rogó por los responsables públicos de la ciudad, «para que nos des la humildad suficiente para que sepamos aceptar otras razones que puedan ser mejores que las nuestras».
Pero en especial solicitó su amparo para que autoridades y ciudadanos «sepamos construir puentes por cada fosa que se abra, porque esta ciudad, Señora, tiene sentido en la unidad de todos». En esta línea indicó que es preciso que «todos seamos capaces, independientemente de nuestra confesión religiosa, de tener el concepto de ser un pueblo unido y por eso vengo a pedirte que nos ilumines».
Imbroda, asimismo, tuvo palabras de recuerdo para todos los melillenses que nos precedieron «para construir esta Melilla hermosa que tenemos». Por último, ofreció a la Patrona «nuestro esfuerzo y energía para trabajar y luchar cada día para que haya más libertad, igualdad, solidaridad y respeto, y sobre todo por las personas más débiles para que alcancen la dignidad que les corresponde».
Juramento
En 1756 el alcaide de Melilla, Antonio de Villalba y Angulo elevó una súplica al Rey Fernando VI para que se ratificara pública y solemnemente la proclamación de la Virgen de la Victoria como patrona de la ciudad, de la que venía siendo benefactora desde tiempos inmemoriales. El 3 de febrero de ese año el notario preguntó al vecindario y guarnición si juraban su fidelidad a la Virgen de la Victoria como patrona de Melilla.
La pregunta se formuló ayer de nuevo a los asistentes por parte de Isabel Migallón, secretaria de la Real y Franciscana Congregación de Nuestra Señora de la Santísima Virgen de la Victoria: «¿Promete y jura esta plaza, sus naturales y moradores y vecinos por sí y en el nombre de sus familias la perpetua firmeza del voto de Patrona a María Santísima, nuestra Madre y Señora de la Victoria, ratificando el antiguo nombramiento y legítima posesión en que está este título según y el modo en que queda expresado? Sí, juramos. Este juramento que el pueblo de Melilla acaba de pronunciar ha hecho posible que hoy 8 de septiembre, se siga celebrando su patrona como lo ha venido haciendo a pesar de crisis políticas y sociales, guerras civiles y épocas de apatías religiosas».
Por último, los responsables de la Federación de Casas de Melilla en la Península, las casas de Melilla en Málaga, Almería, Valencia, Alicante, Toledo, Barcelona, Sevilla, Granada, Valladolid, Madrid, Zaragoza, las damas de la Virgen de la Victoria de Valencia, los representantes de las Casas de Ceuta en Melilla, Castilla y León, la de Aragón y la de Cádiz, la Comunidad Hindú, el comandante general Fernando Gutiérrez, el delegado del Gobierno Abdelmalik el Barkani y el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, hicieron sus ofrendas florales a la Patrona. Con este acto concluyó la ceremonia religiosa.
