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SODOMEL

Los proyectos marroquíes, una amenaza para el futuro de Melilla

Obras del proyecto de Nador West Med, en Bouyafar.- En la foto pequeña, Enrique Bohórquez

La construcción del puerto de Nador en Bouyafar, cuya finalización está prevista para 2025, podría poner en peligro el futuro económico de Melilla al absorber el comercio de mercancías que actualmente monopoliza la ciudad, tal y como, en los setenta, la ampliación del puerto de Beni Enzar acabó provocando el declive de la actividad pesquera local. Los proyectos marroquíes, enmarcados en una planificación estratégica cuyo objetivo es el desarrollo de la región del Rif, imponen la necesidad de avanzar en la ampliación del puerto de Melilla si la ciudad no quiere quedar condenada al ostracismo y al total aislamiento económico. La estrategia de Marruecos con respecto al comercio en el Mediterráneo está estrechamente ligada a sus posibilidades de desarrollo. Marruecos tiene, en la actualidad, varios proyectos de gran calado a lo largo de su costa septentrional, de entre los que destacan las ampliaciones de los complejos portuarios de Tánger (Tánger-Med), la recalificación y ampliación del puerto de Beni Enzar, que actualmente es un “puerto de materias primas”, y la construcción de un nuevo macro-complejo portuario, estará a la altura de algunos de los puertos más importantes del Mediterráneo, en Bouyafar: Nador West Med, cuya finalización está prevista para 2025.

No hay que olvidar que Marruecos, en el marco de una planificación estratégica (a largo plazo), está haciendo grandes inversiones destinadas a desarrollar toda la región que, actualmente, es la más deprimida y conflictiva del país, y si desarrollo y estabilidad van de la mano, es de esperar que Marruecos siga invirtiendo en el Rif. Dentro de éstas inversiones, el complejo portuario de Bouyafar podría suponer el fin del estatus de Melilla como principal nodo comercial de la región, lo que supondría un paso más hacia el abismo de ostracismo y aislamiento al que la ciudad parece condenada, toda vez que los proyectos de ampliación, modernización y diversificación de la ciudad se encuentran en estado de parálisis, situación diametralmente opuesta, como ya se ha expuesto, al rápido avance de los proyectos marroquíes.

Melilla necesita ampliar el puerto, podría decirse que desesperadamente, toda vez que hemos iniciado, quizás sin saberlo y quizás, también sin pretenderlo, una carrera contra Marruecos por la hegemonía comercial en la región.

La pérdida, el mantenimiento o incluso la mejora de nuestro estatus no sólo dependerá en gran medida de las capacidades que podamos desarrollar, sino que también estará condicionada por el tiempo. De nada servirá desarrollar capacidades si éstas llegan tarde, será dinero perdido.

Como ya se defendió desde SODEMEL, la ampliación del puerto, además, tendrá ventajas a corto, medio y largo plazo, ventajas que irán más allá de los beneficios comerciales, empezando por la gran oferta de puestos de trabajo durante su construcción y su posterior puesta en marcha, y continuando por la gran disponibilidad de superficies industriales que permitirán trasladar la industrial local y poner así nuevos espacios a disposición de la Ciudad. Desde SODEMEL se apoyará cualquier iniciativa o proyecto que saque a Melilla de la espiral de estancamiento en la que se haya atrapada. Las decisiones, más cuando el tiempo apremia, son arriesgadas pero, como dijo Theodore Roosevelt, “en cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada”.

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Fernando Lamas Moreno

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