Antonio Manzanares, melillense que vino al mundo en el barrio del Real, es el autor de un alfabeto para invidentes basado en las fichas del dominó que a su juicio tendría más éxito que el braille y que además puede ser utilizado también en las escuelas para enseñar a leer. Este delineante jubilado residente en Málaga desde los trece años ha remitido tanto al Ministerio de Educación como a la Real Academia de la Lengua y a la ONCE este método de enseñanza que considera resulta muy fácil de utilizar y agiliza el aprendizaje. Antonio Manzanares Jiménez nació nacido en Melilla en la calle Lugo, nº28, del castizo Barrio del Real, pero a los trece años emigró con su familia «porque mi querido abuelo, tenía varios camiones de transportes y al cerrarse la frontera con Nador, al fallecimiento de Mohamed V, nos vinimos a Málaga y aquí creé mi familia». Hizo oposiciones en Madrid y consiguió la plaza de funcionario, trabajando como maestro Delineante Proyectista, en el Ministerio de Fomento de Málaga.
Un hombre curioso
Cuando en el 2005 «me jubilé, me dediqué a investigar en internet qué métodos didácticos empleó la RAE y la ONCE y descubrí, que en tres siglos la Real Academia de la Lengua no había creado ningún Método y la ONCE en dos siglos, tampoco lo había hecho, motivo por el cual me puse en la búsqueda de conseguir un segundo Método o Plan B para que, tanto los niños como las personas invidentes, pudieran conocer y aprender, más rápido, el Abecedario Castellano y el Alfabeto Braille».
En el 2010 creó el Abecedario Ovoidal, (www.abecedarioovoidal.es.tl.) y en el 2013 el Nuevo Alfabeto «Manz» Táctil, Numeral y Criptográfico, (invidentesmanz.blogspot.com) y este año ha creado Dos Círculos Cromáticos de Seis y Doce colores, para los invidentes.
Métodos
Este apasionado de los alfabetos y los números, se inspiró en el dominó para crear sus métodos de enseñanza. «Me dije que el juego del dominó tiene 28 fichas y el abecedario 27, quité una ficha, el pito doble y empecé a asignar una ficha a cada letra del abecedario», explica. Como novedad, colocó en primer lugar las cinco vocales para que no ocurriera como con el braille, también basado en seis puntos: «Como la letra A está en el puesto uno del alfabeto y la U en el 22, un invidente tiene que aprender las 21 primeras letras del alfabeto para saber las cinco vocales», explicó. De esta forma, la A corresponde a la blanca doble o doble cero, la uno blanca o uno cero a la E y así con todas las vocales, por lo que la B pasa a ser la cinco blanca o cinco cero.
Con este sistema, una persona ciega podría comunicarse por escrito con un vidente con toda facilidad, porque para mandar un correo electrónico «sólo tendría que usar el teclado numérico con los números del 0 al 6 y cada letra son dos dígitos». Pone como ejemplo la palabra Hola, que se correspondería con los números 6-4/3-0/ 5-1/0-0. «Una vez que lo has aprendido, también lo puedes hablar», señala y resalta que en comparación con el braille «la forma de aprender es muy rápida».
Confía en que este método pueda convertirse en una seria alternativa al Braille. Además este melillense ha creado el Alfabeto ovoidal enfocado a que los niños de 5 y 6 años aprendan a leer y escribir. Cuando estos pequeños llegan a clase «se enfrentan al abecedario que es muy complicado, porque son 27 letras y luego están las minúsculas». Por este motivo, diseñó un ovoide en el que se pueden escribir todas las letras del alfabeto y números del 0 al 9. Una forma sencilla que además diferencia mayúsculas de minúsculas sólo por un pequeño trazo inferior.
El Ministerio de Educación, al que expuso su nuevo alfabeto le señaló que «el método como tal podría emplearse como facilitador del aprendizaje para aquellos docentes que considerasen que es el método más fácil para el aprendizaje de la lecto escritura y su posterior transposición al alfabeto español».
Antonio Manzanares ofrece su alfabeto de forma gratuita a los profesores y colegios interesados, como por ejemplo los melillenses, ciudad que sigue manteniendo muy presente en su corazón y recuerdos, como refleja la poesía que escribió en 1958 cuando tuvo que marcharse a Málaga: «En Melilla yo nací y de Melilla vengo aquí, para comparar tu hermosura, con la tierra que nací».
