Mientras la secesión se ha instalado en España, estos días releo a Ortega y a Manuel Clavero. En Cataluña se ha consumado el golpe y aquí seguimos, esperando, entre la desazón y la incredulidad de quienes sintiéndonos solos buscamos en la Ley la solución ante tantos delitos. S. M. D. Felipe VI ha aplicado el bálsamo a todos y ha dicho no, desde la Jefatura de Estado, a quienes desde el independentismo quieren hundir lo construido. Ortega y Gasset se preguntaba en su imprescindible obra “La España invertebrada”, ¿por qué hay separatismos?, …
…aportando: “unos cuantos hombres, movidos por codicias económicas, por soberbias personales, por envidias más o menos privadas, van ejecutando deliberadamente esta faena de despedazamiento nacional, que sin ellos y su caprichosa labor no existiría”. Acertadas palabras que vuelven a ser actuales por el momento tan grave que sufre España. Algo hay que hacer, no se puede estar escondido creyendo que la inacción es la mejor de las políticas posibles. El PSOE también se está equivocando por querer sacar rédito del rio revuelto o la propia Conferencia Episcopal con una tibieza irresponsable ante el mal que nos azota. Los españoles exhiben la Bandera en plazas y avenidas para parar el golpe de Estado, para defender la Constitución ante quienes quieren romper un país e imponer su totalitarismo. Algo pasa cuando los periodistas han acuñado la frase que “España es un país sin Gobierno pero con Rey”. La solución existe en el artículo 155 de la Constitución, aunque cada vez sea más tarde, y en el Código Penal ante hechos que constituyen actos de sedición o rebelión. Manuel Clavero se planteaba “¿Qué es Cataluña?. Según el Estatuto de 1.932, una región de España. Según el Estatuto de 1.979, una nacionalidad. Según los lemas que movilizan grandes concentraciones, una nación. Habría que preguntarles a los catalanes, que piensan. Y al resto de los españoles que piensan que sea esa parte de España. La reclamación de autogobierno ha sido una constante reivindicación para los catalanes y se ha convertido en exigencia en los periodos democráticos. Por ello, Adolfo Suárez sabía bien que el éxito de la transición dependía en gran parte de que en Cataluña hubiera paz hasta que la Constitución consagrara la posibilidad de un estatuto de autonomía. Que no ocurriera como en 1.931 que los catalanes proclamaron de hecho la República catalana”. A Clavero se le marginó y estos siguen, pese a todo lo que han conseguido, desafiando a España. Y solo por eso que no nos confundan, que quienes desde la Generalidad o su parlamento, han cometido delito deben penar por ello. A estos como investigados solo les cabe el dialogo ante un Juez. Y el acuerdo, en términos procesales, se llama conformidad. Nada hay que hablar más allá de un Juzgado. Si el 23 de Febrero de 1.981 se abrió un proceso frente a los golpistas, ahora, en este nuevo golpe, debe hacerse lo propio. Y como decía Cambó: “España no puede ser el país de la amnistía”.
