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Los educadores de calle volverán en diciembre “porque es algo necesario”

Los menores que viven en la calle están expuestos a peligros reales
(Autor: Guerrero)

El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, solicitará al servicio de Intervención de la Ciudad Autónoma que fiscalice "a la mayor brevedad" el pliego para sacar a concurso el programa de educadores de calle, al objeto de que estos profesionales puedan empezar a trabajar sobre el mes de diciembre. Su idea es que la adjudicación se haga por dos años, prorrogables por otros dos y que el presupuesto anual sea de unos 340.000 euros. Entiende el responsable de Servicios Sociales que "es algo necesario" que los educadores vuelvan a trabajar con los jóvenes que malviven en la calle y conseguir derivarlos a centros de acogida. Anunció Daniel Ventura que este lunes tiene previsto remitir al servicio de Intervención de la Ciudad Autónoma toda la documentación para sacar a concurso el programa de educadores de calle, por lo que "pediré que la fiscalización se haga de la forma más rápida posible para que en diciembre los educadores de calle puedan volver a trabajar"-. Indicó que se trata de un contrato mayor de dos años de duración, prorrogable por otros dos más y que prevé un gasto anual de unos 340.000 euros. La idea es contar con un equipo de cinco educadores y trabajadores sociales, más 10 auxiliares de control educativo y un enfermero.

Programa
Entiende el consejero que "es urgente" retomar el programa de educadores "porque son muchos los menores extranjeros que han entrado a lo largo de este verano a Melilla". De hecho indicó que tan sólo en septiembre accedieron "de forma masiva unos 260 menores" que fueron derivados a los centros de acogida. Además de estos, "sabemos que son muy numerosos los menores y los jóvenes extranjeros no acompañados que viven en las calles de la ciudad". La presencia continuada de educadores puede suponer recuperar a muchos de estos jóvenes.

El programa de educadores de calle de este verano "ha sido un éxito" en este sentido, afirmó el consejero. Uno de los motivos es que se pudieron realizar 362 entrevistas a jóvenes y menores que viven en la calle, aunque sólo se pudo completar el cuestionario a 197.

La intervención social desarrollada posibilitó la recuperación de 43 menores, que aceptaron ir a los centros de acogida. También se llevaron a cabo 53 intervenciones sanitarias, en las que se atendieron cuestiones menores como pequeñas heridas o picaduras, "pero cuando han visto cuestiones de mayor importancia, se les ha derivado al centro de salud o al Comarcal". Considera que disponer de los servicios de un enfermero se ha demostrado que era "algo más que acertado".

Nuevo enfoque
Reconoce que muchos de los jóvenes y menores con los que se trabajó este verano, o se negaban en rotundo a entrar en los centros de acogida o cambiaban de opinión antes de entrar. "Pero una de las cosas más significativas es que la mayoría de los jóvenes que no hemos recuperado, es que piden que se les respete que prefieren vivir en la calle y que se quieren ir a la península como polizones y de hecho la ley dice que hay que escuchar a los menores a partir de determinada edad. Frente a este planteamiento no tenemos más herramienta que la de intentar un cambio cognitivo a través de la educación social e intentar que cambien de idea", detalló Daniel Ventura.

Explicó el consejero que este planteamiento, el de "oír los deseos del propio menor, no es algo novedoso, porque viene en la Ley e incluso es algo que promueve la ONU", que incluso dice que ante el fenómeno de los niños de la calle, "además de buscar recogerlos, también se trabaje atendiéndolos en este espacio". "Se propone un enfoque nuevo en el que la administración adopte medidas para que estos jóvenes puedan acceder, desde la calle, a los servicios que precisa, cubriendo sus necesidades", manifestó.

Horarios en Purísima
Indicó el responsable de Servicios Sociales que a fecha de ayer, el centro de acogida de Purísima albergaba a 390 menores extranjeros no acompañados, cifra que fluctúa entre los 350 y los 410 de las últimas semanas, con lo que se constata un aumento de la presión migratoria que ejercen los menores no acompañados procedentes del vecino país.

Indicó que esta misma semana se ha cambiado la hora de entrada al centro, rebajando la hora máxima de las doce de la noche, a las diez y media. "De esta forma se busca y se está logrando, que los menores lleguen antes de la hora límite y que puedan ducharse, cenar e irse pronto a la cama. Ninguno puede salir más tarde a la calle y el que a las 12 de la noche no haya llegado al centro, se le da de baja", indicó.

El centro de acogida busca dar a los residentes "una vida estructurada, con horarios, derechos y deberes, donde se cubren sus necesidades e incluso se les forma de cara al futuro". También recordó que al joven que haya protagonizado constantes altas y bajas en el centro, impidiendo llevar a cabo los objetivos que marca la ley, no se le podrá facilitar la tarjeta de residencia cuando alcance la mayoría de edad.

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Jesús Andújar

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