El próximo viernes se celebran, en la sede del Colegio de Médicos, las "Primeras Jornadas de Psiquiatría y Salud Mental de Melilla. Psiquiatría entre culturas", foro en el que se van a tratar las peculiaridades de la ciudad en este ámbito y que han sido organizadas por la Unidad de Salud Mental del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA), bajo la dirección de la psiquiatra Silvia Cano Moreno, con quien conversamos sobre algunos aspectos de las enfermedades mentales en la ciudad. ¿Cuál es el principal objetivo de las jornadas?
Aumentar los conocimientos en esta materia, Psiquiatría y Salud Mental, de los médicos y los profesionales que están relacionados con la actividad que tiene que ver con las enfermedades mentales y, sobre todo, de alguna manera se quiere destacar la complejidad del campo psiquiátrico. En ese sentido hemos intentado que vengan ponentes de distintas esferas ya que la Psiquiatría es una ciencia compleja. Se expondrán los últimos avances que tienen que ver con la neurociencia y con la Psiquiatría Biológica sin perder de vista que la Psiquiatría está muy relacionada con otros tipos de ciencias sociales y psicológicas.
Hemos querido comenzar de manera muy modesta, porque son las primeras y era difícil traer demasiados ponentes, porque Melilla es una ciudad muy complicada por el tema de los viajes. Pero, en definitiva, creo que tenemos un programa bastante variado donde se tocan tanto los aspectos psicosociales de la enfermedad mental como lo que se denomina Patología Dual, que tiene que ver con las adicciones, que es una patología muy prevalente en la ciudad. Y, por otro lado, la parte biológica de la Psiquiatría que van a tratar dos compañeros que van a venir, que son neurólogos, y que tiene que ver con el campo de la Neurobiología.
¿Cuántos profesionales conforman la Unidad de Salud Mental y que población atienden?
Los profesionales han aumentado en los dos últimos años en un psiquiatra y una enfermera más. En la actualidad somos tres psiquiatras, dos psicólogos clínicos y dos enfermeras además del auxiliar administrativo. Constituimos la unidad de apoyo de los cuatro centros de salud de toda el Área de Melilla, además de los pacientes que han sido ingresados en el Hospital Comarcal y pasan al seguimiento en tratamiento ambulatorio. Incluso también se atienden casos de sospecha de enfermedad mental derivados del Centro de Inmigrantes, el Centro de Ayuda a la Drogadicción y Proyecto Hombre.
¿Cifras de atención al año?
En cifras es un disparate. No tenemos todavía una base de datos, justo ahora la estamos implementando por eso no le puedo dar cifras concretas; pero estamos hablando de mucha presión asistencial. La verdad es que diariamente, tanto psicólogos como psiquiatras, pasamos consulta de tres o cuatro entrevistas primarias, 16 revisiones diarias, más el trabajo de Enfermería, que es bastante intenso… Bueno, pronto vamos a dar cifras.
En el ámbito de la Salud Mental, ¿Melilla es muy diferente al resto del territorio nacional?
Creo que tiene bastantes aspectos diferenciales con respecto al resto de España. Primero por el propio enclave ya que está en una frontera donde hay un desnivel social y económico importante. Está en un sitio donde se pasa de la cultura magrebí y la cultura árabe a, de pronto, a la frontera con Europa y los factores socioeconómicos en la enfermedad mental son muy importantes.
A la vez, en Melilla, y esto está ya más estudiado, conviven diferentes culturas, religiones y etnias que influyen en que la manifestación y el tratamiento de las enfermedades mentales tengan cierta peculiaridad. Creo que, como pasa en otros temas en Melilla, somos un buen laboratorio para estudiar cómo es la manifestación de las enfermedades psiquiatrícas, donde lo psicosocial y lo cultural son muy importantes. De hecho el nombre de las jornadas va por ahí, no tanto por el marketing de "las culturas en Melilla", que siempre está, sino porque realmente la cultura es una variable importantísima a la hora de la expresión de la enfermedad mental.
Además del ambiente cultural, ¿condiciona la limitación geográfica?
La situación geográfica, como ocurre en otros sitios, hace que sea una ciudad donde hay poca comunicación, donde la población está muy cerrada, donde se convive de una manera muy intensa porque, claro, estamos en un espacio reducido y eso, por supuesto, también tiene una repercusión y, a la vez, como le decía antes, el choque socioeconómico de estar en un sitio fronterizo entre África y Europa que nos influye mucho en la expresión de las patología.
También otro elemento diferencial que es el consumo adictivo, que aquí tiene un gran arraigo cultural, como el consumo de cannabis, y eso también provoca ciertas manifestaciones de la enfermedad mental.
Con respecto a la pirámide poblacional, ¿la distribución por edades?
En Melilla, donde hay mucha población joven, hemos detectado recientemente con la crisis económica, que las enfermedades mentales graves (como psicosis o trastornos bipolares) se inician en esas edades, con lo cual, de alguna manera, y es uno de los proyectos que tenemos en mente, hay que hacer mucho hincapié en lo que son los primeros episodios de las enfermedades mentales porque tenemos mucha población joven en Melilla.
También hemos observado que, entre las personas con enfermedades mentales que han emigrado fuera, muchas veces, por la propia historia de su enfermedad, dejan de trabajar y vuelven cerca de sus familias en Marruecos. Eso influye en que tengamos bastante población con trastornos mentales graves que empieza a regresar y, en ese sentido, notamos que la presión asistencial va subiendo.
Por último, ¿a quienes van dirigidas las jornadas?
Sobre todo a facultativos y enfermeros cuyo campo de profesión esté relacionado con la Psiquiatría, a psicólogos y otros profesionales como trabajadores sociales que estén relacionados con la Salud Mental
