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Es mucho los que nos jugamos

Tal y como avanzó MELILLA HOY, el presidente de la Ciudad Autónoma y senador Juan José Imbroda formará parte de la comisión del Senado que debatirá la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña y que comenzará a trabajar este martes, a la una de la tarde, después de que los grupos parlamentarios hayan cumplido este lunes con el requisito de registrar a los 27 senadores. Tal y como avanzó MELILLA HOY, el presidente de la Ciudad Autónoma y senador Juan José Imbroda formará parte de la comisión del Senado que debatirá la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña y que comenzará a trabajar este martes, a la una de la tarde, después de que los grupos parlamentarios hayan cumplido este lunes con el requisito de registrar a los 27 senadores.

Todos ellos son miembros de la Comisión General de Comunidades Autónomas o de la Constitucional, puesto que el Senado ha decidido crear para este asunto una comisión nueva formada por vocales de estas dos, mientras la otra opción era dejar esta decisión a la Comisión General de Comunidades Autónomas, lo que hubiera llevado al melillense Juan José Imbroda a presidir la citada comisión y no Pío García Escudero, como ha ocurrido finalmente. En cualquier caso, el máximo mandatario de nuestra ciudad, si bien no presidirá este cónclave, sí estará entre los elegidos para integrar el mismo.

En este sentido, hay que subrayar que la aplicación del artículo 155 de la Constitución, anunciada el sábado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es ineludible, pero también adentra a España en un territorio minado en el que los peligros son numerosos. El uso de este instrumento constitucional inédito hasta el momento está plenamente justificado. Como explicó Rajoy, se trata de reinstaurar en Cataluña el imperio de la ley, empezar a curar la fractura social, frenar el alarmante deterioro económico y devolver a los ciudadanos catalanes su verdadero derecho a decidir, aquel que se manifiesta en unas elecciones democráticas con garantías. Con una Generalitat en franca rebelión era imposible alcanzar cualquiera de estos objetivos sin recurrir a dicho artículo. Las intervenciones posteriores de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, persistiendo en su desobediencia, no hicieron más que confirmar la necesidad de tomar este camino. Cierto es que la aplicación del 155, según lo explicado por Rajoy, será amplia y contundente, con la destitución de todo el Govern, la tutela del Parlament y la subordinación de las consejerías a los ministerios, pero la situación es demasiado grave para intentar poner simples paños calientes.

Aun así, los peligros son muchos y no sólo porque el 155 sea un artículo inexplorado cuyo contenido apenas da pistas sobre su aplicación. Es probable que el Estado se encuentre con una parte del funcionariado catalán dispuesto a boicotear sus iniciativas, un Parlament que los independentistas convertirán en un auténtico campo de batalla y una movilización callejera que los mismos intentarán que sea permanente. Así lo han dejado entrever Forcadell y Puigdemont. El Estado tendrá que hilar muy fino, se juega su prestigio tanto en el interior como en el exterior de España. Por eso, es importante que los partidos constitucionalistas mantengan en todo momento la misma unidad que han mostrado para consensuar la aplicación y alcance del 155. Es mucho lo que se juega nuestro país.

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