Los problemas en la frontera afectaron al normal desarrollo de la vida diaria en Melilla. Así los primeros en notarlo fueron los trabajadores, entre ellas cientos de auxiliares de hogar, que no pudieron pasar para ejercer en nuestra ciudad. También los mercados se vieron desabastecidos, sin pescados ni verduras del día. Por último, otro de los sectores tradicionales afectados por estas acciones: los comercios y hosteleros.