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Conquistar el futuro y no hundirlo

Colaboración por parte de todos, que es lo que quieren los melillenses, cansados de dimes y diretes políticos que no conducen a nada. La situación, complicada, lo demanda. Y aunque es verdad que Melilla tiene un futuro importante, como decía ayer Imbroda, no es menos cierto que hay mucho trabajo por hacer, todos juntos, para conquistarlo y no terminar de hundirlo Aún queda año y medio largo para que se celebren las elecciones autónomas que decidirán el reparto de escaños en nuestra Asamblea. Pero cualquiera que siga de cerca el panorama político local se habrá percatado de que los partidos hace ya un tiempo que están moviendo ficha, como si los ciudadanos estuviéramos llamados a depositar nuestros votos en las urnas mañana mismo. Se palpa en las ganas de discusiones que tienen unos con otros, formando el típico embrollo político que no sirve para nada, salvo para perder tiempo, que es precisamente lo que no se puede permitir Melilla por los problemas a los que se enfrenta. El colapso de la frontera, que parece no acabar nunca pese a lo mucho que se discute a diario sobre ello, y el cierre de empresas en el centro de la ciudad, cada vez más desértico en contraposición con lo que ocurre en otras grandes ciudades, demandan soluciones inmediatas sobre la mesa y consenso de nuestros políticos por ser temas de ciudad que requieren de fuerza y voluntad de solucionarlos por parte de todos.
Ayer, el PP de Melilla convocó a la prensa y a todos sus altos cargos en las administraciones central y local para dar un golpe de efecto contra las críticas unánimes del resto de partidos por el bache económico que atraviesa nuestra ciudad a consecuencia de esos problemas que mencionábamos antes, que han copado la actualidad política, social y económica hasta calar en una enorme preocupación que ha hecho reaccionar a los empresarios. De ahí esas dos puestas en escena casi consecutivas del PP, separadas por menos de una semana, con la reunión del pasado viernes con los representantes de los empresarios y comerciantes, y la comparecencia pública de ayer. Parece clara la intención de intentar reconducir un panorama marcado por el pesimismo y la incertidumbre, al que el reciente anuncio del cierre de la tienda de Zara en el centro parece haber puesto la guinda.
Para ello, Imbroda anunció no pocas medidas económicas, algunas comprometidas ya con el Gobierno pero pendientes de que se aprueben los Presupuestos del Estado del próximo año, como es el aumento de la bonificación al IRPF y el Impuesto de Sociedades. El ministro Montoro está dispuesto a subir la bonificación actual del 50% al 75% para Melilla en varios años, pero eso no ocurrirá si no se aprueban los presupuestos, para lo que el PP necesita unos apoyos en el Congreso que, hoy por hoy, no están garantizados. Y lo mismo ocurre con importantes inversiones que están pendientes en Melilla, como dos nuevos colegios y la ampliación del puerto, entre otras. Cuestión distinta son las medidas que Imbroda dio a conocer y que dependen directamente de la Ciudad Autónoma, como son las medidas relacionadas con la dinamización del comercio y del turismo, que se dan por seguras al tener el PP la mayoría garantizada para sacar adelante sus presupuestos.
Al mismo tiempo que hacía estos anuncios, Imbroda reclamaba a la oposición que proponga medidas constructivas en vez de limitarse a la queja y la crítica. En definitiva, colaboración por parte de todos, que es lo que decíamos al inicio de este Editorial y es lo que quieren los melillenses, cansados de dimes y diretes políticos que no conducen a nada. La situación, complicada, lo demanda. Y aunque es verdad que Melilla tiene un futuro importante, como decía ayer Imbroda, no es menos cierto que hay mucho trabajo por hacer, todos juntos, para conquistarlo y no terminar de hundirlo.

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