Los cierres de frontera, por desgracia, se han convertido en algo ya cotidiano y que, como siga por este camino, dejará de ser noticia, pero no por ello supondrá uno de los problemas más graves a los que se enfrenta esta ciudad, que depende en buena medida de la buena marcha de un buen funcionamiento fronterizo. Solo hay que hablar con los comerciantes, hosteleros -especialmente bares- y otros sectores económicos, para saber que cada vez que se registran incidencias en la frontera, ven resentidas considerablemente la caja del día.
Ayer lunes el puesto fronterizo de Beni-Enzar volvió a sufrir un nuevo cierre, según indicaron afectados, que llegan a señalar que la interrupción se prolongó durante cuatro horas. Algo que se une a lo sucedido el pasado sábado 18 de noviembre, cuando los pasos fronterizos entre Melilla y Marruecos vivieron una nueva jornada complicada, con cierres durante horas en Barrio Chino y Farhana, y largas colas en la frontera de Beni-Enzar, derivadas del bloqueo de las otras dos. Las aglomeraciones de personas volvieron a causar un bloqueo que derivó, además, en incidentes en el paso de Farhana con el lanzamiento de piedras y objetos contra las verjas de la instalación fronteriza.
Se trata de una problemática grave a la que hasta el momento no se le ha podido encontrar solución, a pesar de los intentos de las autoridades de Melilla, que, tras una reunión con comerciantes y empresarios el pasado 10 de noviembre, Abdelmalik El Barkani se comprometió a ampliar en una hora la apertura del paso fronterizo de Barrio Chino, dedicado prácticamente en exclusiva al comercio transfronterizo, de manera que cerraría sobre las 13.00 horas, en vez de al mediodía, como ocurre ahora. También dijo que habría otras medidas que serían anunciadas próximamente, que afectarán a las infraestructuras y "otros recursos que no tienen que ser necesariamente de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado".
Sin embargo, la cosa, a fecha 20 de noviembre, sigue igual, con Beni-Enzar colapsada de coches del comercio fronterizo -como se puede ver en esta imagen de ayer- y con cierres casi diarios, que desesperan a todo aquel queda atrapado en el otro lado de la verja. Algo ya insufrible.
