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Las 7 diferencias

El clásico juego de buscar las 7 diferencias resultaría muy fácil si las dos imágenes a comparar fueran de la frontera de Beni Enzar, una del fin de semana pasado y otra de los dos últimos días. De los tapones de porteadores y la denominada «supercola» que dominaron el principal paso fronterizo el sábado y el domingo se pasó el martes y ayer a un desierto en la tierra de nadie y las respectivas zonas de seguridad de Marruecos y España a ambos lados de la frontera El clásico juego de buscar las 7 diferencias resultaría muy fácil si las dos imágenes a comparar fueran de la frontera de Beni Enzar, una del fin de semana pasado y otra de los dos últimos días. De los tapones de porteadores y la denominada «supercola» que dominaron el principal paso fronterizo el sábado y el domingo se pasó el martes y ayer a un desierto en la tierra de nadie y las respectivas zonas de seguridad de Marruecos y España a ambos lados de la frontera. ¿Por qué? Porque como ya avanzó ayer MELILLA HOY, el comercio atípico se ha desviado a los otros dos pasos fronterizos, el de Farhana y Barrio Chino, dejando el de Beni Enzar para el resto de los usuarios. Desde el PP hicieron llegar a la prensa las fotos de la tranquilidad que reinaba hace solo dos días en el principal puesto fronterizo, con la intención de hacer ver que cuando hay colaboración de Marruecos, todo va bien en uno de nuestros puentes con el país vecino, y por eso la imperiosa necesidad de que se implique en este problema, porque interesa a los ciudadanos de uno y otro laso de la frontera, y también a sus economías.
Es cierto, la frontera es cosa de dos, y así lo han expuesto de manera reiterada en los últimos días desde el PP, la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno para rebatir el aluvión de críticas que recibió, fundamentalmente, el delegado, Abdelmalik El Barkani, por parte de los partidos de la oposición y los comerciantes. Y sobre todo, para calmar los ánimos de los cientos de melillenses que se vieron atrapados, literalmente, en el país vecino cuando intentaban regresar a Melilla, bien por la retención kilométrica del domingo que les hizo perder varias horas esperando, o porque se encontraron las puertas cerradas a cal y canto el sábado a causa del tapón de porteadores que se había formado, cuyas espectaculares imágenes ya difundimos en nuestra edición del lunes.
Los melillenses y nadorenses que nada tienen que ver con el comercio fronterizo y que sólo quieren cruzar de un lado a otro para pasar el día, comprar, hacer deporte o disfrutar de la gastronomía o de la familia y amigos quieren una frontera como la que se empezó a ver el martes, sin tapones, sin desorden, por la que poder pasar en un tiempo razonable y de manera segura. Y como hemos podido ver esta misma semana, desde que se ha empezado a aplicar el desvío del comercio atípico, eso pasa por dejar el paso de Beni Enzar libre del porteo, una actividad económica importante, sí, pero que ya tiene para su desarrollo las otras dos fronteras prácticamente en exclusiva. Parece mentira que se haya tenido que abrir un centro comercial para que nuestras autoridades, las de la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno, se pongan las pilas con Marruecos y entre todos adopten medidas en este sentido para favorecer la llegada de la clientela del país vecino en vez de hacerlo antes, cuando el resto del sector comercial de Melilla ya se quejaba del problema y lanzaba alarmas sobre la necesidad de tomar medidas para que esta ciudad no terminara ahogándose con la soga de una frontera cada vez más colapsada. Ojalá esa anhelada imagen de tranquilidad que empieza a tener el paso de Beni Enzar sea el inicio de una nueva etapa en beneficio de todos.

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