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Una oportunidad

Más que pensar en un hipotético daño que la competencia con el centro comercial podría ocasionar al comercio tradicional, hay que ver este gran proyecto como una oportunidad para dinamizar el consumo, tanto de los melillenses como de la clase media-alta de nuestro entorno que había dejado de pasar a Melilla, bien porque los comercios asentados en la ciudad no son de su interés, o bien por los problemas en la frontera, que estos días han desaparecido por la mayor colaboración del país vecino El centro comercial de Melilla ya es una realidad. Tras una inauguración por todo lo alto el miércoles por la tarde con autoridades e invitados, ayer fue la apertura de la mayoría del medio centenar de tiendas que han apostado por el proyecto que representa Murias Parque Melilla. La ciudad deja atrás, así, el debate que antaño había en las calles sobre la conveniencia o no de tener una gran superficie en la ciudad. A un lado, los detractores por su temor a que un centro de estas características acabara con nuestro comercio tradicional o, como mínimo, pudiera dañarlo gravemente. Al otro, el clamor de buena parte de la población melillense, deseosa de tener en su ciudad un centro comercial como los que hay, a montones, en la península y el resto del mundo.
Aquel debate, feroz en los años 90, ya es agua pasada porque como dijo Juan José Imbroda durante la inauguración de Murias Parque Melilla, el centro comercial «marca una evolución natural que es imparable», como también lo es el progreso, para el que intentar ponerle freno es como pretender poner puertas al campo. No le falta razón al presidente melillense, y la prueba está en el hecho de que hasta ayer, Melilla era la única ciudad española que carecía de una gran superficie comercial. Una excepción que más que confirmar la regla, lo que demostraba era que nuestra ciudad se estaba quedando anclada en el pasado en cuanto al sector comercial, aun habiéndose actualizado un poco a lo largo de la última década con la llegada de franquicias que, como en otros lugares de España, han invadido el centro urbano, ejerciendo algunas, las más potentes y conocidas, como un polo de atracción de la clientela marroquí. Es más, la inexistencia de un centro comercial de este tipo estaba propiciando una fuga de clientela melillense a la península para comprar, una tendencia que quizá ahora, con la apertura de Parque Murias Melilla, se pueda revertir.
Por eso, más que pensar en un hipotético daño que la competencia con el centro comercial podría ocasionar al comercio tradicional, hay que ver este gran proyecto como una oportunidad para dinamizar el consumo, tanto de los melillenses como de la clase media-alta de nuestro entorno que había dejado de pasar a Melilla, bien porque los comercios asentados en la ciudad no son de su interés, o bien por los problemas en la frontera, que estos días han desaparecido por la mayor colaboración del país vecino. El comercio del centro histórico debería aprovechar esa afluencia de la clientela marroquí atraída por la gran superficie para intentar que, una vez que ha pasado a Melilla para ir al centro comercial, se dé una vuelta por el resto de la ciudad para seguir consumiendo.
Mientras eso se consigue, de momento el centro comercial ya está teniendo un impacto positivo en Melilla, como es la creación de 2.500 puestos de trabajo, de ellos 1.200 durante la construcción y 500 directos entre su funcionamiento y las tiendas que se han abierto. Son grandes cifras en una ciudad donde el paro sigue siendo elevado y el comercio, uno de sus grandes pilares, llevaba años de capa caída. Quizá el centro comercial sea una oportunidad para remontar, como ha ocurrido en el resto de España, donde también había cierta reticencia a las grandes superficies y finalmente se ha demostrado que éstas son compatibles y pueden, incluso, ayudar a dinamizar el consumo en general.

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