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Vida Universal

El arte de influir, engañar y manipular a los demás

El hombre puede ser comparado con un ordenador que reproduce lo que en él se ha introducido, es decir, grabado. De manera semejante ocurre con el computador hombre que sólo puede exteriorizar aquello que ha introducido en sí mismo, es decir lo que está grabado en él. En un ordenador no se habla de analogías, porque éste reproduce fielmente los datos introducidos, es decir sin influencias, a menos que esté afectado por un virus, pero cuando se trata del computador hombre, que se ha programado a sí mismo, dispone de más posibilidades a la hora de expresarse, pues tiene la posibilidad de mezclar partes de sus propios programas. Estos programas mezclados forman parte del arte de cada uno para mostrarse ante los demás, disimular o engañar y se componen con frecuencia de una multiplicidad de palabras y actos fingidos. El computador hombre, al igual que el computador convencional, sólo puede transmitir lo que en él se ha grabado, pero además éste está en condiciones de formular una mixtura con partes de sus programas, por ejemplo describiendo cosas y circunstancias falsas, embelleciéndolas y pintándolas a su gusto. También puede proyectar sus analogías en sus semejantes para manipularlos, es decir, para utilizarlos para sus propios fines. Por lo tanto, la persona es capaz de mostrar ira, odio, envidia, opiniones, ideas e intenciones como si de algo afable se tratara, es decir maquilladas y embellecidas, modificadas astuta e intencionadamente, de modo que el otro asimile esta mixtura y sea susceptible de ser programado y con ello influido y manipulado.

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