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Carta del Editor

“Ser independiente es muy difícil y, a veces, insoportable”

De todos los placeres ninguno hay más peligroso y más digno de ser evitado que el que procede de la aprobación ajena (Diógenes)

Es arriesgado considerar que en Melilla todo va muy bien, cuando la inmensa mayoría de los melillenses constata lo contrario.

Agradezco públicamente a Angel Meléndez, que se jubila dentro de unos días, todo lo mucho que ha hecho por MELILLA HOY, ya desde antes de su fundación, en abril de 1985.
Cuenta Stephen Zweig en su libro "El mundo de ayer. Memorias de un europeo" que el que fuera gran pensador francés y premio Nobel de Literatura, Romain Rolland, le mostró un telegrama en el que Lenin -el hombre que bloqueó la democracia y colocó a Rusia en un callejón del que aún no ha podido salir, según el historiador Gabriel Tortella- "antes de su salida de Suiza en aquel tren precintado de mala fama", le suplicaba que le acompañara a Rusia. Rolland se negó, porque "no quería dar otro ejemplo que no fuera el de que la persona puede ser libre y fiel a sus convicciones, incluso en contra del mundo entero".

Manuel Marín, socialista, ex presidente del Congreso, uno de los grandes negociadores de la entrada de España en la Unión Europea, europeísta más que convencido, Comisario en Bruselas durante 13 años, un grande de la política española, murió en Madrid el pasado 4 de diciembre. Curiosamente, Manuel Marín recomendaba la lectura de "Memorias de un europeo" para entender los pesares actuales de la clase media europea y proponía, contra el caos que denunciaba, "reglas e instituciones contra el auge de los populismos de izquierda y de derecha". Siempre miembro del PSOE, Marín insistía en su rechazo al gregarismo imperante y la sumisión ciega a la jefatura. "Ser independiente es muy difícil y, a veces, insoportable", dijo en una conferencia que pronunció hace 10 años, cuando acababa de anunciar que renunciaba a la política. Decía entonces más o menos lo mismo que Rolland años atrás: ser libre y fiel a tus convicciones es muy, muy difícil, y que personas libres y de valía, como Manuel Marín, se vean impelidos a dejar la política es un enorme desperdicio para el país, España en su caso, y también para Europa, la Europa asolada por la Guerra Mundial que Zweig y Rolland contemplaron y lamentaron.

Decía Diógenes, uno de los pioneros de la humanidad a la hora de desdeñar la gloria, que de todos los placeres ninguno hay más peligroso y más digno de ser evitado que el que procede de la aprobación ajena. "El primero que reparó en la semejanza entre sombra y gloria acertó más de lo que pretendía", corroboró Cicerón. Es peligroso instalarse en la gloria que los ajenos, e interesados, determinan. O, dicho de manera más sencilla: el halago debilita. Y así, es casi suicida (social y políticamente hablando) creer, como en el chiste de la madre del soldado que era el único que desfilaba con el paso cambiado, que su hijo desfilaba muy bien, mientras que el resto de la compañía lo hacía fatal. Es arriesgado considerar que en Melilla todo va muy bien, cuando la inmensa mayoría de los melillenses constata lo contrario. Es aventurado creer que el 21 de este mes, tras las elecciones catalanas tan prematuramente celebradas, desaparecerá en Cataluña el nacionalismo provinciano basado en que "en la era de la idiotez ególatra y la codicia desaforada de atención ajena, un esclavo al que se ate con halagos no sólo no huirá, sino que publicitará las bondades de su amo con un entusiasmo rayano en la fidelidad canina". Es, en fin, disparatado tratar de convertir la fábula en realidad o el halago en la verdad.

Con más personas libres y fieles a sus convicciones, con menos esclavos mentales, ¿habría Hitler o Lenin, por citar sólo dos ejemplos clamorosos, llegado a hacer tanto daño a la humanidad, habría tantos niños catalanes insultando a España o tantos catalenes desfilando en Bélgica tras la imagen de una España franquista, hace más de cuarenta años desaparecida? O, en términos más cercanos, próximos e incluso menos graves, ¿no estaría Melilla mucho mejor con más personas libres y fieles a sus convicciones, con menos miedo a la libertad, al desarrollo y al inevitable cambio?

Posdata.

Agradezco al coronel de Artillería del Regimiento Mixto 32, Francisco Javier Lozano, la invitación que me hizo llegar y que me permitió ver la Sala Histórica del Regimiento, un pequeño, pero muy importante, muy bien elaborado, magníficamente explicado, trozo de la historia de Melilla, tan ligada al Ejército. Entendí mejor el sentimiento de los artilleros. Readmiré la gesta humana del teniente Flomesta, que se dejó morir de hambre en prisión de los rifeños y cuya placa dedicada en el patio de Armas de la Academia de Artillería de Segovia es objeto de culto por los oficiales artilleros. Comprendí lo de las "renuncias cristinas", a las que se sumaron 22 artilleros sólo durante la campaña del Rif, artilleros que rechazaron los ascensos que les concedieron por méritos de guerra, por esa "degradación sistemática de los escalafones" que tantos militares denunciaron, los artilleros con hechos, como recoge, por ejemplo, "El libro del político", publicado por Pedro de Lorenzo en 1972.

Agradezco también y públicamente, a Angel Meléndez, que se jubila dentro de unos días, todo lo mucho que ha hecho por MELILLA HOY, ya desde antes de su fundación en abril de 1985. Angel ha sido un gran amigo leal, un extraordinario colaborador, insustituible melillense. Se nos va una parte importante de nuestra vida, aunque nos queda el consuelo de que se nos mantiene cerca y que le podremos seguir viendo y disfrutando con su compañía. Hasta siempre, querido amigo. No hace falta que te diga que esta es y será siempre tu casa, una casa que tu ayudaste tanto a construir.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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