El ciudadano español piensa que con la llegada de nuevos partidos al parlamento la democracia en su conjunto ha salido ganando sobremanera. Realmente, debería ser así. Pero tal y como estoy viendo la evolución política en la actividad orgánica de nuestra democracia, me parece que el problema que amanece en el horizonte es supino y bastante preocupante.
El problema no es que aparezcan nuevos partidos, sino que dichos partidos y los clásicos existentes, ya no están al mando de políticos competentes. Desde mi perspectiva, es más la postura de "pataleta mimada" la que mantienen estos líderes, que la de una mente consciente y responsable.
En primer lugar, cuando un partido político gana las elecciones debe de gobernar y esto debe de asumirse, porque de no ser así, de buscar alternativas por la puerta trasera, lo que se constata es de que ese nuevo gobierno no es demócrata…Un demócrata verdadero debe de asumir la victoria del contrario y debe de apoyar a su oponente mediante un pacto. Esto no supone que debe de gobernar con él, sino que debe dejarlo gobernar, siempre y cuando el partido ganador cumpla lo pactado. De no ser así, está siempre el recurso de la “Moción de Censura”, que debería de ser un recurso casi obligatorio cuando la informalidad gubernamental es algo tangible.
Lo sucedido en las pasadas elecciones es la constatación de la inutilidad de unos líderes políticos; exceptuando a Ciudadanos, que no tienen ni idea de lo que implica un régimen parlamentario ni su funcionamiento orgánico…Posiblemente la tengan, pero hacen caso omiso de lo que implica la política en su contexto. Frases como -No es no- son inasumibles a cierto nivel. -Gobierne usted, pero con estas condiciones y si no, búsquese a otro socio- Esa debería de ser la respuesta. Y lo mismo digo de PODEMOS y de las actitudes de las que se está contagiando la política española en su conjunto.
En pocos días, Cataluña celebrará sus no sé cuántos comicios, y tenemos un panorama en el que ningún partido alcanzará la mayoría absoluta. Situación que no es preocupante, sino sana. El problema es que tenemos unos políticos, desde mi perspectiva, tan incompetentes que ninguno de ellos está dispuesto a pactar con su oponente, aunque éste haya sido más votado que él…En definitiva, nos veremos abocados a un panorama parlamentario ingobernable. Y no solo en Cataluña, barrunto que esta situación se vivirá en España en el futuro.
Pienso que un régimen parlamentario es positivo dentro del contexto europeo y occidental en el que vivimos, porque un régimen parlamentario: sin segundas vueltas, hace que toda la ciudadanía esté representada en el Congreso. Y además creo que el hecho de que la Derecha tenga que pactar con la izquierda para gobernar es muy positivo para la ciudadanía, ya que la Izquierda pondrá como condición indispensable las garantías del Estado del Bienestar, lo mismo que si gobierna la Izquierda, será también positivo que pacte con la Derecha para garantizar la estabilidad económica tan necesaria, precisamente para mantener las citadas garantías sociales.
Señores políticos: los regímenes parlamentarios son los verdaderamente democráticos, los más representativos, los que capacitan las políticas más transversales y menos radicales (en unas elecciones presidencialistas los ciudadanos se ven obligados a votar en una segunda vuelta a los dos o tres partidos más votados anteriormente)…Entérense ya de una vez y dejen ya de marear a la ciudadanía…Tómense esto con un poquito más de altura y de responsabilidad…Ahora en política no veo importante el que gane un partido u otro. El nuevo reto político en este país será ver la política con una perspectiva diferente y mucho más madura.
