El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, afirmó ayer que el centro de acogida de Purísima vuelve a superar su capacidad máxima al albergar en estos momentos a 445 menores extranjeros no acompañados. Por este motivo animó al grupo de europarlamentarios que han visitado la ciudad estos días y se interesaron por la situación de los menores extranjeros, a que desde Europa promuevan soluciones, en especial lograr la integración a su país de origen. El Centro Purísima no hace sino adaptarse a las necesidades de cada momento. La prueba es que nació hace dos décadas con una capacidad de 138 plazas y tras la última ampliación ha pasado a tener 350 camas. Pero en estos momentos el centro alberga a 445 menores extranjeros no acompañados, la cifra más alta registrada hasta el momento, según reconoció el consejero Daniel Ventura. Pero el programa de protección de Melilla atiende no sólo a los 445 de Purísima, sino que se incluyen también los 135 menores en Gota de Leche, las 32 niñas de Divina Infantita y las 17 plazas concertadas en un centro de Palencia.
Europa
Precisamente el lunes un grupo de cinco europarlamentarios de Izquierda Unida y los Verdes, tanto nacionales como comunitarios, se desplazaron a Melilla para conocer de primera mano la situación de los menores extranjeros no acompañados. El propio consejero estuvo con ellos durante las dos horas que estuvieron en el centro de Purísima. "Estuvimos enseñándoles el centro y explicándoles las dificultades y la problemática que tenemos en Melilla con la presión migratoria de menores", señaló Ventura. Afirma el consejero que fue "una visita muy cordial".
Dijo que los políticos estuvieron "muy participativos y estuvieron interesados en conocer no solo el centro, sino el origen del porqué ocurre esa presión, por lo que les estuvimos contando la historia desde cuándo ocurre, los problemas que tenemos en la ciudad y aquellos otros que pensamos se pueden resolver trabajando en origen".
Por ese motivo aprovechó la presencia de los europarlamentarios para trasladarles la sugerencia de que "una de las cosas que pueden hacer en la Unión Europea es hablar de las posibles soluciones que tiene este asunto y que no pasan por el reparto de los menores por Europa, sino por la reintegración a su país de origen". Entiende el consejero que lo acertado es que estos menores y jóvenes "se puedan educar en su país de origen, con su cultura y costumbres, cerca de sus familias y tendrían que ser los servicios sociales y de protección de su país los que tendrían que reforzarse, probablemente con ayuda de Europa para que estos chavales no tengan la necesidad de salir de su país".
Ventura mantiene que los niños no son los que tienen que emigrar, sino los adultos. "Se puede formar a estos menores en su entorno y cuando sean adultos puedan moverse por el mundo como crean conveniente, pero con una base formativa mínima para poder desarrollarse como personas por el resto del mundo y que puedan aportar al país al que acuda. Creo que la inmigración tiene que ser de adultos y nunca de menores. No es bueno que se fomente que los menores sigan saliendo de sus países de origen, sino todo lo contrario", indicó.
