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Carta del Editor

España en peligro

Ciudadanos, como dice Federico Jiménez Losantos, " al contrario que el PP, tiene ideas sobre España, pero no tiene partido". En fin, desolación y sensación de que así no se puede seguir. Único consuelo: en votos han perdido los separatistas. Única solución para salvar a España e incluso a Europa, susceptible al daño separatista contagioso: luchar, de verdad, contra el adoctrinamiento educativo y antidemocrático del separatismo feroz, sin perder más el tiempo en diálogos estériles y cesiones contraproducentes Antes que cualquier otra cosa: Feliz Navidad para todos los melillenses, muy especialmente para nuestros lectores y todos aquellos que, de diferentes maneras, nos han ayudado tanto -y han ayudado así, tanto, a la ciudad- durante ya casi 33 años. Que la felicidad y la paz nos invadan, queridos conciudadanos, y que ese sentimiento nos permita avanzar hasta esa Melilla próspera, desarrollada y abierta a la que aspiramos. Que podamos lograr poner en marcha el cambio, profundo, eficaz y visible, que necesitamos.

Autocracias zaristas
No sé si para estos días tan entrañables leer el extraordinario libro "Los Románov, 1613-1918", del gran historiador Simón Serbag Montefiore, es lo más adecuado. Pero, como lo empecé, tranquilamente y con música de ópera de fondo, ya no pude dejarlo. "En todas las autocracias, el favor se mide por la proximidad al soberano… Del mismo modo que la cultura radical y sanguinaria de la Unión Soviética solo puede ser entendida a través de la ideología marxista-leninista-estalinista, la trayectoria de los últimos Románov solo puede entenderse a través de su ideología: la autocracia sagrada…La Rusia actual se estremece con las reverberaciones de su historia…La corte era el centro de distribución del poder". ¿Suena a algo todo esto?
Marx escribió que "la historia se repite, primero como tragedia, luego como farsa". La frase, dice Montefiore, es ingeniosa, pero no es verdad, "la historia no se repite nunca, pero toma prestadas unas cosas, roba otras y se incauta del pasado para crear un híbrido, a partir de ingredientes del pasado y del presente". Cuando, cuenta Montefiore, a Alexéi, el enfermizo y dulce hijo del último y asesinado zar, Nicolás II, le dijeron que su padre previamente había abdicado, preguntó: entonces ¿quién va a gobernar Rusia? "Cuando Stalin se quitó de en medio a sus rivales para suceder a Lenin, en privado seguía creyendo que Rusia necesitaba un zar", recordando especialmente a Iván el Terrible y Pedro el Grande, el más tiránico y cruel de entre los Románov. "Pedro el Grande y Stalin -concluye Montefiore- son considerados hoy como gobernantes rusos que cosecharon grandes triunfos y en el entorno de Putin a él lo llaman zar", un zar (denominación procedente del "césar" romano) que promete que no abdicará nunca. "Los Románov han desaparecido, pero los apuros de la autocracia rusa siguen vivos", termina asegurando Montefiore en su libro. Y la autocracia, con diferentes intensidades, no se produce solo en Rusia.

Crónica de una elecciones innecesariamente adelantadas
Observemos el caso de Cataluña y sus elecciones. Martes, 19 de diciembre, dos días antes de las elecciones. La idea de que el PP – el partido que ha sustentado el constitucionalismo español durante los últimos años y ha defendido tan poco a los catalanes que se sienten españoles- se va a llevar una bofetada monumental en Cataluña sigue aumentando, mientras Alejo Vidal Quadras -el penúltimo candidato del PP con cierto éxito en Cataluña, sacrificado a instancias de Pujol- pide abiertamente el voto para Ciudadanos. La preocupación nacional española crece y la batalla se traslada a las próximas elecciones generales, dentro de dos años, a las que el PP se presentaría muy debilitado, según todos los sondeos, y con una dirección única pero un tanto autárquica, con una especie de zar, no violento, que también promete que no abdicará nunca. "Los que a pesar de todo siguen repitiendo el mantra del diálogo como si fuera un conjuro, bloquean las soluciones, por miedo o pereza a afrontarlas", escribe Fernando Savater en un pequeño panfleto que, con el nombre de "Contra el separatismo", acaba de publicar.

Miércoles, 20 de diciembre, día de reflexión, acción de reflexionar o examinar un sujeto sus propios pensamientos, pensar sobre algo que se va a hacer, según el diccionario de nuestra lengua. "Ahora el panorama es sombrío. No se le ve salida, entre otras cosas "porque se ha llegado muy lejos sin saber cómo ni para qué", escribe el gran escritor, catalán, Eduardo Mendoza, en otro corto libro, "Qué está pasando en Cataluña", también recién publicado. Ahora mucha gente piensa/teme que haya sido un inmenso error convocar elecciones en Cataluña tan cerca de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Se teme una repetición de la (mala) jugada, de la pésima situación política. Se pide la destitución de Soraya Sáenz de Santamaría, tras su estéril intento de diálogo. Se denuncian coacciones de la izquierda catalana en los colegios electorales. Con estos mecanismos de intimidación es imposible celebrar elecciones democráticas, se dice y repite, con no poca razón.

Jueves, día y noche electoral, que coincide con la noche más larga del año. No tan larga como la generalizada indignación por el monumental error de la convocatoria de elecciones, tan suicida para el PP en primer lugar, y para el conjunto de España, en segundo y más importante término. Ni el gran éxito de un partido constitucionalista como Ciudadanos -cuyo extraordinario triunfo no evita la repetición de la mayoría en diputados, que no en votos, del separatismo- mitiga la indignación y la preocupación que la mayoría de los españoles siente. Ahora seguimos oyendo los mismos desafíos separatistas, "antidemocráticos, retrógrados, antisociales, dañinos para la economía, desestabilizadores, frustrantes, peligroso precedente" (como dice Savater en su "Contra el separatismo") y estamos no igual, sino peor.

Viernes, análisis. "Han dado un golpe de Estado" y, gracias al dinero de los españoles y a la no aplicación real del 155, los separatistas xenófobos y golpistas ahora han votado y creen que han consolidado el golpe. "Puigdemont 34, Rajoy 4" gritaban los separatistas (finalmente fue aún peor: Rajoy, 3). Gran victoria catalana de Ciudadanos, pero Ciudadanos no es un partido nacional, porque en mucha parte de España no existe o es casi nada. Ciudadanos, como dice Federico Jiménez Losantos, " al contrario que el PP, tiene ideas sobre España, pero no tiene partido". En fin, desolación y sensación de que así no se puede seguir. Único consuelo: en votos han perdido los separatistas. Única solución para salvar a España e incluso a Europa, susceptible al daño separatista contagioso: luchar, de verdad, contra el adoctrinamiento educativo y antidemocrático del separatismo feroz, sin perder más el tiempo en diálogos estériles y cesiones contraproducentes.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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