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Paco Roldán: “Viví una época dura para el periodismo, sin libertad de expresión”

Paco Roldán recibiendo la insignia de oro de la Asociación de la Prensa

El periodista melillense, Francisco Roldán, conocido como “Paco Roldán”, cumplirá 90 años el próximo 15 de febrero, y ofrece una visión ambivalente del Periodismo en la ciudad en los últimos 60 años. Roldán expresa que vivió “una época muy dura para el periodismo, sin libertad de expresión y sujeto a lo que me mandaran”. Empezó en ‘El Telegrama del Rif’ como ayudante de redacción en el año 1958 y actualmente sigue aportando su granito de arena colaborando, de vez en cuando, para el MELILLA HOY. Respecto a si hubiera preferido irse de la ciudad cuando empezó en el oficio, el periodista asegura que no, “porque Melilla ha sido mi vida y mi alma”, aunque reconoce que ahora no ve la ciudad que conoció. Paco Roldán, que tiene una calle en Melilla con su nombre, afirma que le encantaba esa vida porque era muy social aunque también muy sacrificada.

  • ¿Cómo era el periodismo en la época franquista? ¿Cómo vivió esa etapa?
  • Era una época totalmente distinta a la de hoy. Era un periodismo completamente de calle. No existían los medios que podemos encontrar a día de hoy, ni Internet ni nada. Había que tirarse a la calle desde las nueve de la mañana e ir a los departamentos donde te mandaran.
  • ¿Esa época fue muy dura para el periodismo?
  • Muy dura, fue bastante dura. Ten en cuenta la época que me cogió. Trabajé en un medio que era la prensa del movimiento y tenía que hablar con muchísimo cuidado. El que se pasaba, pues iba listo. No había la libertad de expresión de hoy. Tenías que estar sujeto a lo que te mandaran. Por ejemplo, los editoriales que teníamos en nuestros medios, que eran 24 periódicos, primero fue prensa del movimiento y después medio de comunicación social del Estado, que era lo mismo. Tenías que limitarte a las órdenes que te dieran. No había ningún tipo de libertad de expresión.
  • ¿Cómo empezó a ser periodista?
  • Antes era telegrafista de la Marina y entonces, nosotros recibíamos la información a través de los telegramas. Entré en el periódico ‘El Telegrama del Rif’ en el año 1958 como ayudante de redacción. Recibía la información telegráficamente y después teníamos que pasarla a máquina. Luego se modernizó y llegamos a tener un poco más de libertad de expresión, aunque a día de hoy tampoco es total. Después pasamos a los teletipos, que eran bastante trabajosos. Además, teníamos que clasificar la información en secciones, como nacional, internacional, deportiva, etc, para pasársela a los redactores. Empecé a escribir en el año 1961 en deportes, porque me gustaba mucho. Éramos redactores y correctores. Salía de mi casa a las diez de la mañana y volvíamos a las cuatro o las cinco de la madrugada. No teníamos horario.
  • ¿Si hubiese podido dedicarse a otra cosa, lo hubiera hecho?
  • Una vez que empecé el periodismo no, porque me encantaba esa vida. Era muy social, lo mismo hablaba con el comandante general o que con el gobernador civil, como hablaba con un pescador o un barrendero. Era una vida muy bonita y prueba de ello es que a día de hoy sigo aportando mi granito de arena como colaborador en el MELILLA HOY. Una vez como redactor, fui corresponsal de la agencia Logos, de editorial católica; también en la agencia Mencheta, dedicada al deporte; en la agencia Cifra, que correspondía a la gente Efe pero era de información nacional. Primero entré en 'El Telegrama del Rif' y luego se le cambió la cabecera y se le denominó 'El Telegrama de Melilla' ya cuando éramos un medio de comunicación social del Estado. Cuando ya se cerró el periódico en el 1984, ya abrió el MELILLA HOY. Empecé a colaborar con ellos y sigo haciéndolo de vez en cuando.
  • ¿Qué recuerdos guarda de esa vida pasada?
  • Son unos recuerdos inmejorables, dicen muchas personas que los tiempos pasados nunca fueron mejores. Sin embargo, como está la situación hoy a nivel mundial y nacional, recuerdo esa época con más cariño y más afecto que actualmente. La situación está muy difícil y en Melilla es de una forma muy especial. Aquello era maravilloso, podías salir del periódico a las cuatro de la mañana, irte andando a casa y a mí no me molestaba nadie. Hoy en día hay mucha inseguridad. Aquello para mí era una época dorada.
  • ¿Cree que el periodismo ha evolucionado?
  • Una barbaridad y no estoy de acuerdo con las personas que dicen que el papel desaparecerá. Nunca será igual tirarte un periódico a la cara para empaparte de una información, que tener una máquina para estar leyendo lo que te vayan dando. Lo que sí es cierto que veo poco periodismo de calle, muy poco. Demasiadas ruedas de prensa, el que las hace puede decir lo que quiera y mandar el escrito al periódico. De las ruedas de prensa siempre he sido enemigo porque luego te dicen que no hagan preguntas. Aquí en Melilla pasa con mucha frecuencia.
  • ¿Cómo era su vida en Melilla? ¿Hubiera preferido irse a otro sitio?
  • No, cuando cerraron el periódico en el año 1984 tuve la oportunidad de irme a Vigo y nos hicieron funcionarios laborales. Preferí quedarme aquí. Nací en Melilla en el año 1928 y tengo un cariño a esta ciudad que cuando muera tampoco la voy a olvidar.

No me quise ir a ningún sitio, pasé a la Dirección Provincial de Cultura y fui de secretario administrador al Consejo superior de Deporte hasta mi jubilación. Nunca quise irme porque Melilla ha sido para mí, mi vida y mi alma. Sales por la calle, todavía hoy con la edad que tengo, me saludan y me valoran.

No me iría nunca de aquí, aunque no veo la Melilla que yo conocí. Está demasiado politizado, cualquier persona pide la dimisión de los políticos. Si ha dicho cualquier cosa, se rectifica y se ha acabado. He conocido muchos gobiernos a nivel nacional y local y siempre ha habido respeto. Todos los partidos que están en la oposición van en contra del partido del Gobierno local. No voy a decir que no hay cosas que no se hayan hecho bien, pero algo sí que harán bien y eso nunca se reconoce.
¿Cómo ve la ciudad a día de hoy?

  • Pues por ejemplo, antes cuando trabaja en 'El Telegrama de Melilla' teníamos al lado un ambulatorio de la Seguridad Social, habría en la ciudad unos 80.000 habitantes. Teníamos ese ambulatorio, la Casa de Socorro y el Hospital de la Cruz Roja. Hoy tenemos en Melilla cuatro ambulatorios, un Hospital, más bueno o más malo, tenemos un hospital, servicio de urgencias y está todo saturado. Todos sabemos cómo se trata a los servicios sanitarios, a patadas, porque la ciudad está completamente saturada. Hay un descontrol total. Melilla siempre ha sido una ciudad de una magnífica convivencia, me he críado aquí y hoy están todos que se miran de reojo.

¿Cuál ha sido su último artículo?

  • He escrito un artículo para el MELILLA HOY sobre los uniformes de los militares. Mi padre, que en paz descanse, fue superviviente del Desastre de Annual. Mi abuelo paterno fue militar, hemos sido cuatro hermanos militares. Dejé la Marina porque era especialista en radiotelegrafía y realmente era muy difícil alcanzar el grado de suboficial. Me licencié y me vine a Melilla para ver si tenía posibilidades de trabajar en el periódico porque me lo prometieron. En esa época se veía por las tardes aquella Melilla repleta de militares paseando por las calles, comprando, en los restaurantes. Se celebraban juras de banderas impresionantes. Eso se ha perdido. El comercio vivía de aquello, con los cuarteles que teníamos antes. Aquí había un cuerpo de Ejército de cerca de 14.000 hombres. Ahora mi nieto estudia para ser militar.

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Lorena Japon

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