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Tras el seísmo más de 300 personas fueron reubicadas en hoteles por problemas en sus casas

Un grupo de familias trasladadas a hoteles se quejaban de las condiciones en las que vivían

Algo más de 52 familias melillenses tuvieron que abandonar sus hogares en los primeros días tras el fuerte terremoto que sufrió la ciudad en la madrugada del 25 de enero de 2016. La Consejería de Bienestar Social fue la encargada de gestionar las ayudas y buscar alojamiento para más de 300 personas en hoteles y pensiones de la ciudad. Dos años después, ninguna de aquellas familias sigue en alojamiento alternativo, por que tras meses de espera, pudieron trasladarse a una vivienda de alquiler, como recuerda el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura. "La Consejería de Bienestar Social actuó desde el primero momento, en especial en lo más críticos, en el que toda Melilla se volcó, desde bomberos a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, centros sanitarios y los melillenses en general", aseguró Daniel Ventura en declaraciones a este Diario.
"Durante los primeros días nadie miraba horarios ni horas extras, sino que todo el mundo, de forma solidaria, se puso a trabajar para atender a los damnificados. Fueron unos días francamente intensos porque eran muy numerosos los ciudadanos a los que se debía atender y quiero felicitar y agradecer a todo el personal de la Consejería la labor realizada", detalló.

Desalojos
A lo largo de los días numerosas familias se vieron obligadas, por recomendación de los técnicos, a tener que abandonar sus hogares por temor a que pudieran venirse abajo como consecuencia de los daños que habían sufrido. "A todas estas personas teníamos que buscarle un alojamiento alternativo y llegamos a atender en hoteles a más de trescientas personas, a unas 52 familias", señaló Ventura.
"Pusimos en marcha todos nuestros recursos para facilitarles un alojamiento y recurrimos a los establecimientos hoteleros de la ciudad que se volcaron desde el primer momento, desde el Melilla Puerto a otros que tradicionalmente colaboran con la Consejería como el Hotel Nacional", dijo. De esta forma las familias fueron recolocadas en estas instalaciones, en la residencia de estudiantes y el albergue de transeúntes.

Viviendas
Según Ventura, no todas las familias que tuvieron que abandonar sus viviendas fueron realojadas en hoteles, porque fueron atendidas por amigos o familiares, y la mayoría de las recolocadas fueron abandonado estas instalaciones en los meses siguientes a medida que encontraban viviendas de alquiler.

La Consejería ayudó a estos damnificados a encontrar nuevas residencias. "Hablamos con propietarios y corredores de fincas para buscar viviendas que pudieran alquilar estas personas. En los primeros meses fue difícil encontrarlas y después existía el temor de que al ser familias con bajos recursos no pudieran pagar las mensualidades, pero se articularon ayudas de alquiler e incluso se dieron subvenciones para la compra de mobiliario básico", comentó.

Desde Bienestar Social "ayudamos lo mejor que pudimos", dijo. El primer año tras el terremoto "fue el más duro, porque nos encontramos con familias a las que costó mucho lograr que pudieran dejar el alojamiento alternativo porque eran personas con escasos o nulos recursos económicos". Afortunadamente todas pudieron trasladarse a una vivienda y en estos momentos "no tenemos a ningún damnificado del terremoto viviendo en hoteles, y eso es una buena noticia para todos".

Afirma el responsable de Servicios Sociales que la Ciudad Autónoma tanto con recursos propios, como después con la ayuda del Estado, pudo llevar a cabo una más que necesaria labor asistencial en atención a las urgencias y necesidades que el terremoto de aquella madrugada de hace dos años generó en la ciudad.

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Jesús Andújar

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